lunes, 18 de abril de 2011

Actividad semana de receso Grado 9o.

Apreciados estudiantes:

Después de estos cinco días de riguroso descanso, los invito a iniciar la lectura de la obra "Más allá de la noche", del autor colombiano Germán Castro Caycedo. En el siguiente enlace, encontrarán una sinopsis y comentario de la obra. Sé que les va a gustar.

Más allá de la noche
http://search.barnesandnoble.com/M-s-all-de-la-noche/German-Castro-Caycdeo/e/9789584208965

martes, 15 de marzo de 2011

Literatura de la Conquista y la Colonia en Latinoamérica

Literatura de la Colonia

Concepto y época

La literatura colonial es aquella que tuvo lugar en América mientras las potencias europeas mantenían el control político y administrativo. En sus relatos se combina la tradición literaria de Europa con la cultura americana autóctona, en un contexto de continuas luchas por el poder y sueños independentistas.

El renacimiento español y el fervor religioso también fueron claves en la literatura colonial hispanoamericana. Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), nacida en lo que hoy es México, es un ejemplo de la unión entre las creencias religiosas y el talento literario. La literatura en lengua española durante la colonia comenzó a desenvolverse en Nueva España desde un principio. La literatura de la conquista son mayormente coplas y romances, burlas hacia los gobernadores, ayudantes, etc. mientras que la de colonia son textos que incitan a la libertad y revolución.

Características e importancia

La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente por lo religioso. Para aquel entonces, mediados del Siglo XVI, se empezaban a establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios provenía en exclusiva a las clases altas.

Autores y obras representativas

La literatura de la Colonia empezó a ser una realidad en crónicas como la Historia de las conquistas del Nuevo Reino de Granada, del clérigo bogotano Lucas Fernández de Piedrahita (Bogotá, 1624-Panamá, 1688).

Otra obra que se destaca es Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada, más conocida por el extraño título de El carnero, de Juan Rodríguez-Freyle (Bogotá, 1566 - 1640).

Poesía

En la producción poética temprana destacan el largo poema épico Elegías de varones ilustres de Indias (1589, primer volumen), de Juan de Castellanos (Alanís, Sevilla, 9 de marzo de 1522 - † Tunja, Colombia, 27 de noviembre de 1607).

También la obra de Hernando Domínguez Camargo (Santafé de Bogotá, 1606 - Tunja, 1659) destacado seguidor de Luis de Góngora. Así mismo merece mención la Madre Castillo (Francisca Josefa del Castillo y Guevara), Tunja, 1671, 1742) prosista y poeta de inquietudes religiosas. La cultura colonial contó con algunas manifestaciones teatrales, que permiten anotar los nombres de Fernando Fernández de Valenzuela y Juan de Cueto y Mena.

Leamos un poema de la época

Afecto 45

(Madre Castillo)

Al monte de la mirra
he de hacer mi camino,
con tan ligeros pasos
que iguale al cervatillo.

mas ¡ay Dios!, que mi Amado
al huerto ha descendido,
y como árbol de mirra
suda el licor más primo.

De bálsamo es mi Amado,
apretado racimo
de las viñas de Engadi:
el amor le ha cogido.

De su cabeza el pelo,
aunque ella es oro fino,
difusamente baja
de penas a un abismo.

El rigor de la noche
le da color sombrío
y gotas de hielo
le llenan de rocío.

¿Quién pudo hacer, ¡ay Cielo!
temer a mi querido?,
que huye el aliento y quede
en un mortal deliquio.

Rotas las azucenas
de sus labios divinos
mirra amarga destilan
en su color marchitos.

Huye, áquilo; ven, austro,
sopla en el huerto mío;
las eras de las flores
den su olor escogido.

Sopla más favorable
amado vientecillo;
den su olor las aromas,
las rosas y los lirios.

Mas ¡ay!, que si sus luces
de fuego y llamas hizo
hará dejar su aliento
el corazón herido.


Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695). Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, (San Miguel Nepantla, Nueva España —actualmente México— 12 de noviembre de 1651- Ciudad de México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa católica, poetisa y dramaturga novohispana del Siglo de Oro español. Cultivó la lírica y el teatro, así como la prosa. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de el Fénix de América, la Décima Musa o la Décima Musa mexicana.

Leamos uno de sus poemas

REDONDILLAS

Hombres necios que acusáis

a la mujer, sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?


Combatís su resistencia

y luego, con gravedad,

decís que fue liviandad

lo que hizo la diligencia.


Parecer quiere el denuedo

de vuestro parecer loco,

al niño que pone el coco

y luego le tiene miedo.


Queréis, con presunción necia,

hallar a la que buscáis

para prentendida, Thais,

y en la posesión, Lucrecia.


¿Qué humor puede ser más raro

que el que, falto de consejo,

él mismo empaña el espejo

y siente que no esté claro?


Con el favor y el desdén

tenéis condición igual,

quejándoos, si os tratan mal,

burlándoos, si os quieren bien.


Opinión, ninguna gana,

pues la que más se recata,

si no os admite, es ingrata,

y si os admite, es liviana.


Siempre tan necios andáis

que, con desigual nivel,

a una culpáis por cruel

y a otra por fácil culpáis.


¿Pues como ha de estar templada

la que vuestro amor pretende?,

¿si la que es ingrata ofende,

y la que es fácil enfada?


Mas, entre el enfado y la pena

que vuestro gusto refiere,

bien haya la que no os quiere

y quejaos en hora buena.


Dan vuestras amantes penas

a sus libertades alas,

y después de hacerlas malas

las queréis hallar muy buenas

¿Cuál mayor culpa ha tenido

en una pasión errada:

la que cae de rogada,

o el que ruega de caído?


¿O cuál es de más culpar,

aunque cualquiera mal haga;

la que peca por la paga

o el que paga por pecar?


¿Pues, para qué os espantáis

de la culpa que tenéis?

Queredlas cual las hacéis

o hacedlas cual las buscáis.


Dejad de solicitar,

y después, con más razón,

acusaréis la afición

de la que os fuere a rogar.


Bien con muchas armas fundo

que lidia vuestra arrogancia,

pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo.



Literatura de la Colonia y la Conquista en Latinoamérica

Literatura de la conquista. Las crónicas

Concepto y época

La literatura de la conquista se inició en 1492, después del descubrimiento de América, realizado por Cristóbal Colón. Esta literatura está formada principalmente por textos de los cronistas españoles que vivieron en esta etapa y narraron desde su punto de vista lo que presenciaron, muchas veces con el asombro de las nuevas cosas que veían y que describían como asombrosas y maravillosas. Esta literatura estaba destinada a narrar al pueblo español los sucesos que ocurrían en la nueva España, también había textos de reportes de impuestos y otros sobre la población que llegaba al nuevo continente. En un principio la literatura tuvo sentido religioso, con el fin de evangelizar a los nativos.


Características e importancia

Una crónica es una obra literaria que narra hechos históricos en orden cronológico. La palabra crónica viene del latín chronica, que a su vez se deriva del griego kronika biblios, es decir, libros que siguen el orden del tiempo. En una crónica los hechos se narran según el orden temporal en que ocurrieron, a menudo por testigos presenciales o contemporáneos, ya sea en primera o en tercera persona. Se entiende por crónica la historia detallada de un país o región, de una localidad, de una época o de un hombre, o de un acontecimiento en general, escrita por un testigo ocular o por un contemporáneo que ha registrado sin comentarios todos los pormenores que ha visto, y aún todos los que le han sido transmitidos. (http://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%B3nica)

En la crónica se utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones.

Cronistas y obras representativas de la época de la conquista

La conquista de los territorios y reinos aborígenes continentales y atrajo también la atención narradores que dejaron crónicas monumentales. Los primeros años de la conquista española están marcados por los cronistas de Indias, tanto españoles como indios y mestizos. Varios conquistadores letrados dejaron testimonio de sus combates en crónicas Entre los principales cronistas podemos mencionar a:

Ramón Pané, a quien Cristóbal Colón encargó de estudiar las creencias de los indios y escribir un reporte sobre ellas.

Pedro Mártir de Anglería, quien desde temprano en el siglo XVI se dedicó a recoger los testimonios de aquellos que regresaban del Nuevo Mundo y terminó publicándolos luego en una obra titulada "Décadas del Nuevo Mundo".

Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566), cuyo padre, Pedro de las Casas acompañó a Colón en su segundo viaje y sobrevivió al hambre y las epidemias, pudiendo regresar a España en el 1500 para poder contarle a su hijo sus memorias del gran choque de culturas que significó la invasión española de América. Fray Bartolomé de las Casas es autor de la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”,

Hernán Cortés (1485-1547). En sus Cartas de relación, el capitán informa al emperador Carlos V sobre las condiciones de las flamantes posesiones americanas, así como le relata los hechos más relevantes de la guerra recién sostenida con los astecas.

Bernal Díaz del Castillo (1492-1584) quien recogió su admiración por el paisaje mexicano y la cultura indígena en su "Verdadera historia de la conquista de la Nueva España" donde el militar narra cómo se extravió en el sur del actual Estados Unidos y logró convertirse en un médico milagroso respetado por los indígenas.

Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1507-1559), Fue el primer europeo que describió las cataratas del Iguazú y que exploró el curso del río Paraguay.

Pedro Cieza de León (1520-1554) narra la conquista y colonización del Perú y los reinos andinos. Escribió una Crónica del Perú.

Crítica y comentarios

Gabriel García Márquez en el Discurso pronunciado al recibir el Premio Nobel de Literatura dedicó los dos primeros párrafos a hablar sobre la literatura de la conquista.

La Soledad de América Latina

Gabriel García Márquez

(Fragmento)

“Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro”.

Ver texto completo en: http://www.ciudadseva.com/textos/otros/ggmnobel.htm





lunes, 11 de octubre de 2010

Periodo Barroco e ilustración. Plan de mejoramiento Tercer periodo.

PLAN DE MEJORAMIENTO TERCER PERIODO GRADO XI - 2010

En el siguiente enlace, que corresponde al blog PSU HISTORIA (http://materialpsuhistoria.wordpress.com/category/historia-universal/)
he encontrado una información valiosa que le puede ayudar a orientar y complementar los apuntes tomados en clase.

Con base en esta consulta, desarrolle las actividades del Plan de Mejoramiento.

Para tener acceso a la información, haga click sobre el enlace siguiente:

Periodo Barroco e ilustración

El periodo del Renacimiento lo vimos en la entrada del 2 de junio que aparece en nuestro Blog a continuación de esta entrada. Es importante que lo revise.

Recuerde que debe entregar el trabajo en la fecha acordada.

miércoles, 2 de junio de 2010

EL RENACIMIENTO

EL RENACIMIENTO



La literatura renacentista. Contexto y características

-Durante el siglo XVI La renovación general en el conocimiento que comenzó en Europa tras el descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492 trajo consigo una nueva concepción del mundo y del hombre, la ciencia y la investigación y formas distintas de hacer arte.

Ante las nuevas condiciones políticas, sociales y económicas que se desarrollaron en los siglos XV y XVI, surgirán también nuevos ideales y preocupaciones literarias, constituyendo una coyuntura propicia para la aparición de nuevos géneros, de nuevas formas literarias, de nuevas tendencias poéticas, potenciadas y divulgadas gracias a un vehículo tan poderoso como la imprenta. Esos nuevos ideales expresaban los cambios de un mundo optimista, seguro de sí mismo.

Los cambios religiosos: Se modificaron las costumbres religiosas y se rompió la unidad cristiana de la iglesia católica.

Los cambios económicos: Surgieron las primeras formas del sistema económico y social conocido como capitalismo y el comercio se convirtió en la principal fuente de riqueza, seguido por la industria.

Los cambios sociales: La burguesía se había enriquecido y tenía gran influencia en el gobierno de las ciudades; deseosos de una mayor cultura, protegieron a los artistas y sabios.
Los cambios políticos: En esa época los monarcas unificaron sus territorios y aprovecharon la debilidad de la nobleza feudal para centralizar el poder.

Con la literatura renacentista se inicia en España el período conocido como Siglos de Oro (XVI y XVII).

La mentalidad renacentista

Además, cambió la mentalidad de la época con la difusión de la cultura, la creación de obras de arte y el surgimiento de la ciencia moderna; la forma de vida de los habitantes de Europa occidental se modificó y, lo que es más importante, también su forma de pensar.

Mientras en la Edad Media se consideraba que Dios era el centro del universo y se concebía la existencia terrena como el camino para conquistar la vida eterna, en el Renacimiento se sitúa al hombre en el centro del mundo, al que se considera, con una actitud vitalista, un lugar de goce, digno de ser vivido.

La confianza en el poder de la razón hace de esta época de grandes descubrimientos geográficos el punto de partida de la ciencia moderna. La nueva valoración del hombre implica también una reforma de la espiritualidad.

Las transformaciones del siglo XVI

El siglo XVI es una época de profundas transformaciones políticas, sociales y culturales. Por una parte, se consolidan las monarquías europeas, que dan origen a los Estados nacionales. Por otra, la burguesía continúa adquiriendo una importancia creciente con el desarrollo de la vida urbana y el incremento del comercio.

En el siglo XVI, España se convirtió en la primera potencia europea. Carlos I (1516-1556) y Felipe II (1556-1598) reinaron sobre un vasto imperio que se extendía por Europa y la recién descubierta América.

• El reinado de Carlos I estuvo marcado por distintas guerras que tenían por objeto mantener su hegemonía en Europa, frenar la expansión turca y preservar la autoridad del Papa frente a la reforma de Lutero. Esos conflictos tuvieron como efecto un progresivo endeudamiento de la economía española. Las relaciones diplomáticas que se desarrollan en este período, así como la generalización del uso de la imprenta, favorecen la difusión de las ideas y la influencia italiana en las letras españolas.

• Durante el reinado de Felipe II, la crisis se agudizó. España se vio nuevamente envuelta en diversas guerras, que minaron los recursos económicos del país. Además, el rey se erigió en defensor de las tesis del Concilio de Trento, convocado para poner freno a las ideas de Lutero, y cerró el país a toda influencia cultural procedente del exterior. Se inicia así la Contrarreforma.

Antecedentes del Renacimiento literario.
Primeros humanistas en la Edad Media: Dante, Petrarca y Boccacio.


Los primeros humanistas vivieron en la Italia del siglo XVI, cuando aún no había terminado la Edad Media: Dante cantó temas medievales en su Divina Comedia, en italiano, y tanto su estilo como su acento anuncian la llegada de tiempos nuevos. Petrarca exaltó la condición humana y concilió el catolicismo medieval con los valores éticos del paganismo romano, Boccacio, por el contrario, inició otra corriente que ensalzó la forma de vida pagana y ridiculizó la moral cristiana del medioevo en el Decamerón.

Si ha de establecerse una cronología, es decir, unos preliminares del Renacimiento literario, podríamos afirmar que este proceso se gestó en Italia en torno al siglo XIV, mucho antes que en el resto del Continente europeo. Y en esos preliminares cabe situar a los precursores de los escritores de la plenitud renacentista del siglo XVI, esto es, Dante Alighieri, Francesco Petrarca y Giovanni Boccaccio.

Dante Alighieri (1265-1321)

Empezó por ser el poeta más representativo del "dolce stil nuovo", denominación creada por él mismo para definir una corriente lírica que agrupaba a otros poetas de la segunda mitad del siglo XIII (G. Guinizzelli y G. Cavalcanti) y a él mismo y que se caracterizaba por la dulzura del fraseo y de la expresión y por una apuesta por el enriquecimiento técnico y temático. Igualmente, aunque heredado de los trovadores medievales, el amor es lo nuevo. Para Dante, el amor es nuevo en cuanto renovador, como introductor de una vida nueva. Y además lo es como símbolo y distintivo de la nueva clase social dominante, que manifiesta su nobleza no en su sangre sino en su manera de amar. Al mismo tiempo, el amor es percibido por los poetas del "dolce stil nuovo" y por Dante en su "Vita Nuova" como representación de lo divino, de lo más alto, como encarnación de todo lo ideal y espiritual, por encima del mundo de los amores humanos. La "donna", la mujer amada, Beatrice, aparece entre la gente rodeada de alabanzas, celestialmente pura y bienaventurada, en una esfera de trascendencia tal que cumple una función de centro de cielo equiparable a los ángeles.

La vida literaria de Dante no termina en la lírica, se extiende también por temáticas e intenciones radicalmente distintas. A la dolorosa conciencia del desorden y de la injusticia tomada durante su exilio político obedece la redacción del "Convivio" (1304-1307), escrito en italiano, como protesta contra el materialismo y la corrupción del poder pontificio y, en el plano personal, como fruto de su inquietud ética, como exposición de sus propias ideas. Su tratado "De Monarchia", de clara oposición a los poderes temporales del Papado y proclive a la superioridad del Imperio sobre aquél, profundiza en un problema teórico, la secularización de la vida política, que no se resolvería tan tempranamente, aunque terminaría por constituir una de las grandes controversias de los comienzos de la Modernidad. Antes del destierro parece que Dante comenzó la "Divina Comedia", un enorme poema teológico, de presupuestos bíblicos, que incorpora en su desarrollo y en sus protagonistas a la Antigüedad clásica. Precisamente esto hizo de él, como ya ocurriera con Giotto o con Brunelleschi, un auténtico rescatador de esa época olvidada, el motor de arranque del Renacimiento. El tema de la obra es un recorrido del poeta por el Infierno, el Paraíso y el Purgatorio en torno narrativo, persuasivo y doctrinario; sin embargo, fue su carácter y su simbolismo alegórico como movimiento poético lo que determinó en gran medida toda la literatura posterior del Renacimiento.

El siglo XIV contempló la consolidación y la maduración de la literatura italiana prerrenacentista, estableciéndose las bases de desarrollo de una verdadera literatura nacional. A partir de ese momento, dentro de la literatura la primacía le corresponderá a la filología, al amor al texto y a la letra, a la afición a los libros.

Francesco Petrarca

Eso constituirá, más tarde, un elemento caracterizador del Humanismo del que Francesco Petrarca (1304-1374) ha sido considerado fundador. Hijo de notario güelfo exiliado de Florencia, empezó su vida intelectual al servicio del cardenal Colonna, después de haber cursado estudios jurídicos en Montpellier y Bolonia, desempeñando ocasionalmente algunas misiones diplomáticas. Pero como tarea primordial Petrarca se propuso el estudio filológico y literario de la Antigüedad clásica. Sabemos que en 1325 obtuvo cuatro grandes manuscritos: los poemas de Virgilio, las "Etimologías" de san Isidoro, la "Ciudad de Dios" de san Agustín y las "Epístolas" de san Pablo. Y por esas fechas reconstruyó la versión auténtica e hizo una edición crítica de "Ab urbe condita" de Tito Livio, basándose en diversos códices. Asimila el clasicismo con tal perfección que incluso llega a superar a muchos de sus continuadores directos, comprendiendo el mundo antiguo no a la manera medieval, considerándolo como mera fuente a la que hay que acudir para aspectos determinados de la producción literaria, sino restaurándolo, como transmisor al presente de los eternos valores del pasado clásico.

En su diálogo "De secreto conflictu curarum mearum" conversa con san Agustín, su figura predilecta, el último escritor del Imperio romano. A través del diálogo Petrarca reconoce su hastío general, pues le disgusta su época y habría sido su deseo haber nacido en otro tiempo, en la Antigüedad, pues le molestan los bárbaros modernos, sus contemporáneos. Por lo demás, durante el diálogo, san Agustín le reprocha al humanista su amor a la belleza y a la gloria, su afán clásico de ganar la inmortalidad por la fama poética y su enamoramiento de la "donna" (Laura) de sus rimas, por más que Petrarca declarase en su "Canzoniere" que lo que pretendía escribiendo no era adquirir fama, sino desahogar el corazón. Pero Petrarca acepta la vida tal como es, como conflicto, como imperfección, al mismo tiempo que conserva su "docta religio", es decir, su idea de que la piedad devota de un hombre de letras será siempre superior a la de un ignorante, lo que moralmente le consuela.

Con todo, la obra que hace de Petrarca el punto de arranque de la poesía europea desde el siglo XVI es su "Canzoniere". En ella está el canon poético renacentista. El cancionero petrarquesco fue compuesto a partir de 1330 y hasta la muerte del poeta y consta de más de 300 composiciones, la mayoría de las cuales tienen como tema su amor por Laura. Aunque la relación con los poetas del "dolce stil nuovo" y con Dante es obvia, Laura ya no es la donna angelical, sino una mujer, poco idealizada, y Petrarca no es otro que un hombre enamorado y desesperanzado por la imposibilidad de tener a la amada.

Giovanni Bocaccio

La producción literaria de Giovanni Boccaccio (1313-1375) responde ya a la demanda y a la satisfacción de una ideología burguesa triunfante y, en consecuencia, plenamente moderna y renacentista. A pesar de ser hijo de mercader se entregó desde joven a la lectura de Apuleyo y Tito Livio. Hacia 1333 escribe sus "Rimas" bajo la influencia del "dolce stíl nuovo" y de poco tiempo después es el poema "Filostrato", que formalmente constituye lo que será el poema de sólida estructura métrica en octavas reales más utilizado durante el Renacimiento maduro y en el Barroco. Temáticamente Boccaccio mezcla motivos clásicos con su inclinación hacia la tradición medieval de leyendas feudales, como se aprecia también en su poema "Teseide", usando una leyenda tebana y ambientándola en una atmósfera propia de libros de caballerías. Hacia 1340 desarrolla en Florencia su carrera de humanista diplomático y allí inicia lo que será un género típico del Renacimiento, la novela pastoril, en prosa y con introducción abundante de versos, un género de evasión para lectores cortesanos.

La experiencia con formas y géneros nuevos que caracteriza a Boccaccio confluirá necesariamente en el "Decamerón". Escritos entre el refinamiento clásico y la funcionalidad narrativa, los cien cuentos que lo componen tienen una temática de indecencia y burla, pero también hay en ellos motivos legendarios, exóticos y románticos. Mediante la sátira nos presenta a la sociedad florentina de su época, en la cual los valores burgueses, la astucia y la agudeza, han triunfado. Tal huella dejó el "Decamerón" en la narrativa coetánea y posterior que la narrativa del Quattrocento sigue el modelo fijado por Boccaccio, sin grandes pretensiones estilísticas y con temáticas idénticas (frailes fornicadores y lascivos, caballeros apasionados), aunque el tono desvergonzado y excesivamente coloquial evitan claridad en el desarrollo de la acción.

La novela

En el Renacimiento surgió una forma literaria que luego desembocaría en la novela, que cobró renombre en los siglos posteriores. Una de las más conocidas de esta primera época es la Utopía de Tomás Moro.

La primera gran novela

Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra ha sido llamado "la primera novela" (o la primera de las novelas europeas modernas). Fue publicada en dos partes, la primera en 1605 y la segunda en 1615. Puede ser vista como una parodia de las novelas caballerescas, en la cual la diversión proviene de una nueva forma de tratar las leyendas heroicas populares.

En la literatura renacentista española se pueden identificar dos tendencias contrapuestas: por un lado, la idealización de la realidad, que se observa en la lírica italianizante o en la novela de caballerías; por otro, el realismo crítico, que se plasma, por ejemplo, en la prosa de pensamiento y en la novela picaresca.

La prosa de pensamiento, vinculada a la difusión del humanismo, siente predilección por el diálogo. también tienen un papel destacado la prosa histórica, sobre la conquista de América, y los estudios sobre la lengua y la literatura.

En cuanto a la prosa de ficción, la novela experimentó un notable florecimiento: se desarrollan la novela pastoril, la novela corta y la novela bizantina o de aventuras. pero, sobre todo, destacan dos hitos que determinan el nacimiento de la novela moderna: la publicación a mediados del siglo XVI del "Lazarillo de Tormes", obra con la que surge la novela picaresca, y la aparición de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, ya en los primeros años del siglo XVII.

El teatro: la comedia y el drama

Las obras dramáticas de entretenimiento (opuestas al propósito moralizante) volvieron al escenario. William Shakespeare es el dramaturgo más notable, pero hubo muchos más, como Christopher Marlowe, Molière, y Ben Jonson. Los dramas de Shakespeare y Molière tratan temas de la baja edad media sobre la lucha de la humanidad y las adversidades, el giro hacia temas más laicos y preocupaciones más temporales y la reaparición de lo cómico y lo grotesco contribuyeron a la nueva forma de hacer teatro. Además, el uso de actores profesionales en las obras fue sustituyendo poco a poco a los entusiastas aficionados. Obras de William Shakespeare: Hamlet, El rey Lear, Romeo y Julieta. Obras de Molière: El médico a palos, Tartufo.

Del siglo XVI al XVIII los ejecutantes de la Commedia dell'arte improvisaban en las calles de Italia y de Francia, pero algunas de las obras fueron escritas. Tanto las obras improvisadas como las escritas con base en un esquema tuvieron influencia sobre la literatura de la época, particularmente sobre el trabajo de Molière. Shakespeare y Roberto Armin, que retomaron los bufones y jugadores para crear nuevas comedias. Todos los papeles, incluso los femeninos, eran representados por hombres. Eso cambiará primero en Francia y luego en Inglaterra también, hacia fines del siglo XVII.

Otras figuras del Humanismo:
Erasmo de Rótterdam, Luis Vives, Tomás Moro y Rabelais.


Humanismo y erasmismo

Durante el Renacimiento triunfa el humanismo, movimiento cultural iniciado ya en el siglo XV que considera al ser humano como la medida de todas las cosas y que recupera el antiguo pensamiento de Grecia y Roma.

El humanista más influyente del siglo XVI fue el holandés Erasmo de Rotterdam (1469-1536), que contribuyó a la difusión de los clásicos y propugnó una espiritualidad cristiana interiorizada.
Sus obras, entre las que destaca el Elogio de la locura, suscitaron gran interés en España, donde se creó un influyente núcleo erasmista durante el reinado de Carlos I, que será perseguido en época de Felipe II.

La figura cumbre del humanismo fue Erasmo de Rótterdam, en el siglo XVI y en los países bajos. Sacerdote y hombre del clero y las supersticiones de la época. Su principal obra, Elogio de la Locura, causó sensación en Europa y contribuyó a poner en duda muchos principios católicos. Otros humanistas célebres fueron el español Luis Vives, el inglés Tomás Moro, autor de Utopía ―obra en la cual propone un tipo de sociedad y gobierno ideales― y el francés Rabelais, autor de Gargantúa y Pantagruel, sarcástica obra contra el Medioevo.

Charles Perrault (París, Francia, 12 de enero de 1628 – ibídem, 16 de mayo de 1703) fue un escritor francés, principalmente reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles tales como Caperucita Roja y El gato con botas, atemperando en muchos casos la crudeza de las versiones orales.

http://www.portalplanetasedna.com.ar/renacimiento.htm

http://www.portalplanetasedna.com.ar/renacimiento.pdf

martes, 23 de marzo de 2010

LITERATURA GRIEGA

Desarolle las siguientes actividades acerca de la historia de la literatura griega.

1. Observe el siguiente video. Encontrará a continuación la narración sobre la cual fue realizada. Elabore un resumen en su cuaderno con los principales aspectos.

2. Lea el texto sobre los géneros literarios de la antigua Grecia. Elabore un cuadro sinóptico sobre los géneros, autores y sus obras.

Estos trabajos deben ser entregados el primer día después del receso de Semana Santa.




También lo puedes encontrar en esta dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=cyvNgDMZEdw


HISTORIA GRIEGA

Los habitantes de la antigua Grecia se llamaban a sí mismos helenos, y a su tierra, Grecia, la llamaban la Hélade. El territorio de la Grecia antigua coincide aproximadamente con el actual, pero para completar el mundo helénico es preciso añadir las costas egeas de Asia Menor, así como las del sur de Italia y la isla de Sicilia.

La historia y la cultura griegas están íntimamente relacionadas con el paisaje. La Grecia continental es prácticamente una cadena montañosa que se hunde en el Mar Egeo, cuyas numerosas islas no son más que las cimas de esta cordillera sumergida. Este fenómeno ha dado lugar a unas líneas costeras muy recortadas y abruptas, con abundantes penínsulas y pequeñas islas próximas, además de unos valles interiores cerrados y de difícil acceso. Las llanuras, por el contrario, son escasas y de pequeña extensión.

El nexo de unión de estas diferentes áreas es el mar, vía de enlace de los diferentes territorios y factor de expansión del mundo griego. La escasez de terreno fértil obligará al griego antiguo a buscar nuevas tierras que alimenten a la población sobrante. De ahí la vocación comercial del pueblo heleno o la colonización de nuevos territorios, que caracterizarán a la Grecia antigua.

Pero el paisaje griego, con ser importante, no ayuda por sí solo a explicar el maravilloso legado cultural helénico. El racionalismo como actitud ante la vida, la consideración del hombre como medida de todas las cosas, el amor a la belleza y un elevado sentido estético o la democracia como sistema político, son valores espirituales presentes en nuestro mundo. "Opino que es justo favorecer al pueblo en general en detrimento de los nobles y los ricos, porque es el pueblo quien, al dar los hombres para la marina y el comercio, constituye la fuerza de Atenas. En consecuencia, justo es que participe de los cargos que dependen de una elección", dirá Jenofonte en el siglo IV. Estos valores, sin duda una deuda reconocible con el mundo griego, no surgen de manera repentina, sino que son el fruto de evolución de casi 3.000 años.

Durante estos tres milenios, pueblos diferentes poblaron las tierras de la Hélade. Desde el año 3000 a.C., en que finaliza el Neolítico, hasta el 1100 antes de nuestra Era, se desarrolla la Edad del Bronce. En esta etapa emergen sucesivamente tres grandes culturas. La primera, la Cicládica, tiene como característica principal el desarrollo de un floreciente comercio.

Mucho más importante será la cultura minoica, cuyo núcleo es la isla de Creta. Alrededor del 1900 a.C. surgen grandiosos palacios en Cnosós y Festo, imponentes residencias reales con cientos de habitaciones, algunas de ellas bellísimamente decoradas con frescos vivos y coloristas. Los palacios cretenses señalan la aparición de un poder absoluto, sustentado económicamente por una intensa actividad comercial, basada en el intercambio de suntuosos objetos de artesanía.
La civilización minoica presenta una religión en la que tiene un lugar central una poderosas diosa de la fertilidad, a la cual estaba asociado el animal-símbolo de Creta, el toro. Las creaciones artísticas cretenses expresan plenamente la fantasía y la inventiva de un pueblo pacífico, ciertamente hedonista, como prueban los frescos y los objetos suntuarios que se pueden apreciar en el Museo de Iraklión. Alrededor del año 1450 a.C. la explosión de un volcán en la isla de Théra provocó un grave cataclismo que afectó a toda la región y debilitó especialmente a Creta, que a partir de entonces no pudo ofrecer resistencia a la expansión micénica.

La micénica, la tercera gran cultura de la Edad del Bronce en Grecia, debe su nombre a Micenas, la principal ciudad de los aqueos. Éstos, un pueblo de pastores-guerreros siempre en busca de pastos para sus rebaños, ocupan la Grecia continental y el Peloponeso entre los años 2000 y 1600 a.C. Los aqueos traen consigo la doma del caballo, el carro de guerra y las espadas largas de bronce. Las ciudades-estado propias de su momento de máximo apogeo, entre el 1600 y el 1100 a.C., como Micenas o Tirinto, se rodean de poderosas murallas, como corresponde a una cultura guerrera, y en ellas se impone una rígida pirámide social sustentada por una notable producción de objetos suntuarios, con los que comerciarán en todo el Egeo y el Mediterráneo oriental.

Con la invasión de los dorios acabó la cultura micénica y la Edad del Bronce, dando paso a la Edad del Hierro, allá por el siglo XI a.C. Entre los años 900 y 725 a.C., un lento crecimiento demográfico y económico consolida las nacientes poleis o ciudades-estado griegas. Atenas, Argos, Corinto y las ciudades de Eubea, entre otras, irrumpen en la escena del comercio mediterráneo, gracias a sus refinadas producciones cerámicas y de metal y a las exportaciones de aceite y vino. La expansión comercial de estas ciudades hizo que, hacia el siglo IX antes de nuestra Era, diera comienzo la fundación de colonias por todo el Mediterráneo, desde el Mar Negro hasta Iberia y desde el Norte de Africa hasta las costas francesas, buscando el beneficio del trasiego mercantil.

El siglo VI a.C. constituye la etapa de consolidación del carácter griego, sobre todo a partir de la gran prueba que supone su enfrentamiento con los persas en las Guerras Médicas. Entonces, Grecia entró de lleno en la etapa de madurez, lo que conocemos como el periodo Clásico de la Antigüedad. El siglo V, tras las victorias sobre los persas en las batallas de Maratón y Salamina, significó la etapa de apogeo del mundo griego. Las ciudades eran gobernadas en su mayoría por sistemas democráticos, mientras que la artesanía y el comercio alcanzaron sus más altas cotas.

También en esta centuria continúa la consolidación de los santuarios panhelénicos de Delfos y Olimpia como centros religiosos, además de como sedes de competiciones deportivas y literario-teatrales que atraen a competidores de todo el mundo conocido. En Delfos y en Olimpia, las poleis encuentran una sede diplomática común, un espacio en el que solventar sus diferencias y conflictos. Esto es especialmente significativo en el caso de Olimpia, donde los juegos atléticos y culturales, celebrados durante siete días cada cuatro años, provocan una tregua militar de obligado cumplimiento para todas las ciudades. Los vencedores, considerados héroes, semidioses, competían en deportes diversos, sabedores de que su éxito les prestigiaba no sólo a ellos, sino también a su polis de origen.

En Atenas, la gran ciudad del periodo Clásico, el dirigente Pericles gobernó entre los años 461 y 429 a.C., dando su nombre a todo el siglo por el prestigio que consiguió para su ciudad. A su intervención personal se debe el maravilloso conjunto arquitectónico de la Acrópolis, la obra cumbre del arte clásico, con sus majestuosos Propileos, el deslumbrante Erecteion y el fabuloso Partenón, templo dedicado a Atenea Partenos, la diosa protectora de la ciudad.

Grecia se encuentra, durante el periodo Clásico, en su máximo esplendor económico, cultural y artístico. Arquitectos y escultores persiguen el ideal de belleza y lo encuentran en la proporción, el equilibrio, la medida y la armonía. Los escultores trabajan y estudian minuciosamente la forma de representar las medidas perfectas, los cuerpos ideales conforme al canon griego. Como resultado, atletas, dioses y héroes salen del cincel de los artistas manifestando una naturalidad más aparente que real, pues todo ha sido sabiamente calculado. Los arquitectos, por su parte, levantan templos de finas proporciones y maduran sus construcciones hacia formas y estructuras de exquisita armonía, en las que se exalta la grandiosidad y el refinamiento decorativo, como queda de manifiesto en los cada vez más ricos e intensos frontones.

No sólo el arte, también la filosofía, la astronomía, la geografía o la física se benefician de esta efervescencia cultural. La razón, la lógica, se convierte en el motor del conocimiento y sitúa al ser humano al frente de su propia existencia, pues los sabios griegos consideran que la explicación mágica o religiosa, por sí sola, no bastan para entender el mundo, la naturaleza y la propia esencia humana. "Muchas cosas hay admirables, pero ninguna es más admirable que el hombre", dirá el dramaturgo Sófocles. Sócrates, Platón, Aristóteles... argumentan y crean escuelas, buscan la sabiduría, a la que aman: son filósofos.

El teatro es otra de las grandes realizaciones griegas. Metáfora del mundo, de la vida cotidiana, de los mitos y los actos de los dioses, las representaciones congregaban a miles de personas, pues tenían un significado no sólo lúdico, sino ritual y filosófico. Esquilo, Eurípides, Aristófanes o el ya mencionado Sófocles escribieron obras que aún hoy producen admiración. La perfecta acústica de los teatros, como el de Epidauro, permite a los actores hacerse oír por el más lejano de los 15.000 espectadores presentes, convirtiendo al público en parte integrante de la obra.

La hegemonía de Atenas en el siglo V a.C., su expansionismo imperialista, provoca rebeliones y conflictos contra la política ática en todo el mundo griego. La rivalidad con Esparta, Corinto y otras ciudades desencadena la Guerra del Peloponeso, que durará treinta años y de la que Atenas saldrá derrotada. Esta lucha provocó una transformación del mundo clásico, aunque éste aún se prolongará hasta el año 338 a.C., en que Alejandro Magno, hijo de Filipo, un monarca procedente de Macedonia, en el norte de Grecia, conquistará a todas las ciudades-estado y organizará el Imperio griego. Alejandro reanuda con fuerza la lucha contra los persas, emprendiendo una marcha triunfal que le hará conquistar Egipto, llegar incluso hasta la India y formar el primer imperio universal de la historia.

Tras la muerte de Alejandro en el año 323 a.C., el imperio se divide en reinos, ligas y pequeños estados, pero la civilización griega antigua, aun en su etapa final, conoce un periodo de esplendor, el helenístico. Aunque Atenas sigue manteniendo su prestigio cultural y artístico, otras ciudades como Antioquía, Rodas, Pérgamo, Mileto o Alejandría se convertirán en centros culturales de gran importancia. Arquitectura y arte tienden ahora a la grandilocuencia, a la búsqueda de la emocionalidad, al lujo exaltador del poder. La fuerza de Grecia y de su arte es tal que, pese a su definitiva caída bajo el dominio de Roma en el año 146 a.C., el lenguaje helenístico sobrevivirá con éxito hasta la llegada de Augusto al poder, hasta el punto de convertirse en parte de la expresión romana.

Fundamento, esencia, alma de la cultura y el pensamiento occidental, la Grecia antigua es parte fundamental del Mediterráneo y de Europa, raíz de la civilización. El paso del tiempo, Cronos implacable, deja a la piedra como principal testigo de lo que un día fue, pero la fascinación ejercida durante siglos se mantiene aún hoy viva, pues, como escribió sobre Grecia un viajero del siglo XVII, "la mente se fascina, el cuerpo desfallece y los ojos se deleitan y humedecen".
LA LITERATURA GRIEGA
LOS GÉNEROS LITERARIOS

1. LA PROSA

Los géneros en prosa surgieron en Jonia en el siglo VI a. C. Pero el mayor desarrollo de la literatura en prosa se produjo en los siglos V y IV a. C. en Atenas. Son varios los géneros prosísticos: textos filosóficos y científicos, fábulas de Esopo, historia, oratoria y novela. Sin duda los que adquirieron mayor importancia fueron la historia y la oratoria.

LA HISTORIA. En la Jonia del siglo VI a. C. surgió el interés por describir lugares, costumbres, tradiciones de otros lugares en relatos escritos en prosa. Los escritores de estos relatos intentaban narrar los acontecimientos con cierta pretensión de veracidad histórica. El término historia significa "relato de algo previamente observado por el escritor". En esta primera etapa no podemos hablar de obras rigurosas.

Los principales autores de la historiografía griega son Heródoto, Tucídides y Jenofonte.
Heródoto. Está considerado como el padre de la historia. Nació en Asia Menor (525 - 484 a. C.), pero fue un viajero infatigable, vivió en Atenas y en la Magna Grecia, visitó Egipto, Siria, Persia. Escribió Nueve Libros de Historia que iba leyendo en público según los iba redactando. El tema de su obra son las guerras entre persas y griegos, las Guerras Médicas. Pero antes narra las historias de los países cercanos a Grecia y que tuvieron cierto papel en la contienda, son dignos de mención los relatos sobre Egipto. Escribió en dialecto jonio, con un lenguaje claro y sencillo, el elemento mítico es aún muy importante, por ejemplo, afirma que las causas del conflicto entre Grecia y Asia son los míticos raptos de mujeres, llevados a cabo por dioses y héroes. Pero sin duda Heródoto abrió el camino a la historia universal.

Tucídides. Nacido en Atenas (490 -395 a. C.), vivió los acontecimientos de las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta, fue general y sufrió un destierro de 20 años por llegar tarde a la defensa de una fortaleza.

Decidió escribir sobre hechos contemporáneos. No llegó a terminar su obra llamada Historia de las Guerras del Peloponeso, pero, sin duda, es el primer ejemplo de historia realizada de forma científica y rigurosa, con un exhaustivo análisis de las causas que provocaron los distintos acontecimientos.

Jenofonte. También nacido en Atenas (430- 354 a. C.), formó parte del círculo de jóvenes que siguieron las enseñanzas de Sócrates. Vivió el declive de Atenas se sintió defraudado por la democracia y fue un gran admirador de Esparta.

Su obra histórica Helénicas es una especie de continuación de la obra de Tucídides aunque no tiene el rigor de su predecesor, omite acontecimientos que no le interesa mostrar y es claramente pro espartano; pero su estilo es más sencillo y es un gran maestro en la descripción de escenas y personajes. Escribió otras obras más personales, como La Anábasis un relato de su experiencia como soldado mercenario del príncipe persa Ciro en la expedición de Los Diez Mil.

LA ORATORIA. Los griegos concedían un gran valor al arte de la palabra, que podía ser mágica, hechizadora, persuasiva y convincente. Se dice que el arte de hablar bien comenzó su desarrollo en Siracusa, uno de los más famosos maestros de oratoria fue el sofista Gorgias.

Sin embargo, fue la democracia ateniense la que provocó el desarrollo de la oratoria y sus técnicas, ya que los ciudadanos debían hablar bien en sus discursos ante la Asamblea y los Tribunales.

En la Atenas clásica había una cierta afición a los litigios paro no había abogados ni fiscales, por tanto, los ciudadanos debían aprender a rebatir argumentaciones y a ganarse al auditorio. No todo el mundo era capaz de hacer eso, pero se podía recurrir a los logógrafos, escritores de discursos; algunos de éstos también fueron grandes oradores.

Lisias (445- 380 a. C.). Su familia era originaria de Siracusa, él pasó algún tiempo en Turios (sur de Italia) formándose en la retórica, volvió a Atenas y se ganó la vida como logógrafo. Por su condición de meteco, no ciudadano ateniense, no podía pronunciar sus discursos en la Asamblea. Pero sí tuvo interés en los asuntos políticos y colaboró en la derrota de los Treinta Tiranos. Sus discursos presentan un estilo claro y sencillo. Mostró una gran maestría para adaptarse a la personalidad de sus clientes, podía crear retratos realistas y simpáticos de estos para contar con la benevolencia del jurado. Destacan En defensa del inválido y Por la muerte de Eratóstenes.

Isócrates (436 338 a. C.) Logógrafo y maestro de retórica. Toda su larga vida se lamentó de la desunión de los griegos frente al peligro de los persas, confiaba en la unión de Atenas y Esparta, pero pronto se sintió decepcionado, llegó a confiar incluso en Filipo II de Macedonia como protector de Grecia. Sus discursos eran muy elaborados, evitaba los hiatos y buscaba la armonía y el equilibrio.

Demóstenes (384- 322 a. C.) comenzó su carrera como orador en los juicios contra sus tutores, ya que Demóstenes quedó huérfano de niño y éstos dilapidaron su herencia. Compuso discursos judiciales, muchos de ellos por encargo, y políticos, en estos últimos destacan sus discursos en contra de Filipo II de Macedonia: Las Filípicas. Se le considera el mejor orador griego por la belleza de sus discursos y por su fuerza de voluntad para vencer sus dificultades para hablar en público. Pero ante todo fue un gran defensor de la democracia ateniense que ya estaba a punto de desaparecer. Cuando Alejandro Magno murió, Demóstenes se unió a los griegos que querían recuperan la independencia perdida, pero Antípatro atacó Atenas, tuvo que huir y prefirió morir envenenado a entregarse

NOVELA. Este género surgió mucho más tarde que los mencionados hasta ahora. Su nacimiento se produjo en el próximo oriente en la época helenístico-romana, se divulgó gracias el desarrollo de la lengua griega llamada koiné. Es un género para consumo privado, seguramente hubo una gran cantidad de mujeres lectoras.

La novela es un relato ficticio que pretende ser verosímil. En las obras conservadas hay elementos que se repiten: pareja de jóvenes enamorados, que sufren múltiples aventuras, visitan lugares exóticos, hay falsas muertes, piratas, naufragios... Pero se mantienen fieles a su amor y son premiados con el reencuentro y un final feliz. Son, pues, frecuentes los elementos exóticos y maravillosos.

Destaca la novela Dafnis y Cloe de Longo de Lesbos, donde no aparece un viaje a tierras lejanas, sino un paisaje de carácter bucólico, como testigo de los amores de dos adolescentes ingenuos.
La obra de Luciano de Samósata Relatos verídicos es una parodia de la literatura de viajes fantásticos, al igual que en Don Quijote de la Mancha se parodian las novelas de caballeria.

2. LA ÉPICA
SIGNIFICADO DE LA POESÍA ÉPICA. Las manifestaciones literarias más antiguas corresponden a la poesía épica. También en otras civilizaciones este género suele aparecer en primer lugar, debido a que en estos poemas se ensalza el pasado legendario de un pueblo y a que este tipo de poesía surge vinculada al carácter feudal de algunas sociedades.
En la poseía épica se cantaban las hazañas de los héroes, historias acaecidas en un pasado legendario que solían transmitirse de boca en boca. Era, por tanto, una poesía oral, lo cual determinaba también la manera de componer los versos. Con la introducción del alfabeto, los poetas comenzaron a escribir lo que antes era transmisión oral. En cuanto a las hazañas narradas, parecen tener cierto fondo histórico.

Dentro de la literatura épica griega destacan la obra de dos grandes autores que pasan por ser tanto los iniciadores de la literatura occidental como los educadores del pueblo griego: Homero (s.VIII a. C.) y Hesíodo (s. VII a. C.).

Homero. Como primeras obras de la literatura griega conservamos la Iliada y la Odisea, ambas atribuidas al poeta Homero. El mundo que evoca y rememora la Iliada y la Odisea es el mundo micénico. Sin embargo, los poemas, según han llegado hasta nosotros, fueron redactados muchos siglos después, hacia el s. VIII a. C. Son las primeras obras literarias de entidad de la literatura occidental. Por tanto, puede afirmarse que todas las letras occidentales son, en cierta medida, deudoras de los poemas homéricos.

Se decía que Homero era un aedo que recitaba sus poemas y al que se representa ciego. Su existencia está envuelta en leyenda. Parece ser que vivió a finales del siglo VIII a. C. y que era de Quíos o de la isla de Esmirna (es decir, de Jonia).

Respecto a la valoración de Homero, hoy se pone el énfasis, más que en el acto creativo de un poeta en solitario, en el hecho de que este poeta supiera recoger y organizar genialmente las tradiciones míticas anteriores a él relacionadas con la guerra de Troya y otros temas heroicos.
En la Ilíada se narran diversos acontecimientos de la Guerra de Troya. El griego Aquiles se enfada con Agamenón, el caudillo de los griegos que habían ido a Troya a rescatar a Helena. Los troyanos ponen en apuros a los griegos, por lo que Patroclo, amigo de Aquiles, sale a luchar y muere a manos del troyano Héctor.

Aquiles vuelve al campo de batalla para vengar la muerte de su amigo. Mata a Héctor y se niega a devolver el cadáver a los troyanos. El anciano rey Príamo suplica a Aquiles y le ofrece un gran botín para poder enterrar a su hijo. Aquiles cede y permite que los troyanos se lleven el cuerpo de Héctor. Son frecuentes las intervenciones de los dioses en el curso de los acontecimientos. La sociedad y los personajes que aparecen son de la época micénica, cuatro siglos anterior a la época en la que vivió Homero.

En la Odisea se nos cuentan las aventuras de Odiseo, un héroe inteligente y astuto que sabe resolver las situaciones difíciles con ingenio y uno de los héroes griegos que fue a Troya, el que planificó la toma de la ciudad con el gran caballo de madera.

Su vuelta a su patria, Ítaca, no fue fácil, tuvo numerosas aventuras en un largo y difícil viaje en el que perdió a sus compañeros. Conocemos también la situación del palacio de Ítaca, donde su fiel esposa Penélope lo espera. Aparece una civilización más avanzada con numerosos elementos novelescos.

La estructura es más compleja con tres ámbitos temáticos:

-Aventuras de Odiseo por tierras desconocidas con enfrentamientos a monstruos y brujas.
-Viaje de su hijo Telémaco para averiguar el paradero de su padre.
-Lucha de Odiseo con los pretendientes de Penélope en Ítaca.

Hesíodo. Poeta de Beocia de principios del siglo VII a. C. En sus obras aparecen datos sobre su vida como campesino y aedo, hijo de un comerciante que vivió en Asia Menor y se estableció después en Beocia. La tradición le hizo contemporáneo de Homero. Los griegos consideraban a Hesíodo como el organizador de su mitología, sus obras principales se copiaron en la Edad Media. Hoy se vuelve a Hesíodo para contrastar la mitología griega con la de algunos pueblos orientales. Nos han llegado tres obras atribuidas a Hesíodo: La Teogonía, Los Trabajos y Días, y El Escudo de Heracles. En los tres poemas, Hesíodo hace uso del estilo y la métrica de Homero, pero su temática es muy diferente.

En Teogonía canta Hesíodo el origen del mundo y de los dioses: el destronamiento violento de Urano por Cronos y de éste por Zeus, que se convierte en patrocinador del orden y la justicia, y amo del mundo. Asimismo, presenciamos diversas uniones y descendencias entre las primitivas fuerzas de la naturaleza ( el Caos, La Noche, Las Tinieblas, el Éter, el Cielo...)..

En Los trabajos y los días Hesíodo muestra la disputa con su hermano Perses debido al reparto de la herencia y al soborno de los jueces. El poeta se pregunta por las fuerzas que rigen la existencia humana. Aparece también Zeus como ordenador del mundo y valedor de la justicia. Aconseja a su hermano que no busque beneficios en los juicios injustos y se busque el sustento con el trabajo honrado del cultivo de los campos. Reivindica por primera vez la justicia frente a los abusos y las desigualdades de los poderosos. La mayor pretensión de Hesíodo era educar. Con respecto a las desgracias del mundo habla del mito de las edades en las que la humanidad ha ido sucesivamente decayendo hasta su situación actual. Este poema es un claro ejemplo de poesía didáctica.

Respecto a la tercera obra El Escudo de Heracles, varios críticos piensan que no fue escrita por él debido a los rasgos tan distintos que presenta con respecto a los otros dos poemas. Los críticos analíticos incluso niegan que Los días haya sido escrita por Hesíodo. Los filólogos que atribuyen todas las obras al mismo autor defienden que la poesía griega arcaica era episódica por naturaleza, por tanto, los poemas organizados por episodios pueden haber sido escritos por un solo autor.

3. LA LÍRICA

Origen y significado. La poesía tocada al son de la lira, de donde recibe su nombre, también nació en Grecia, concretamente, en Asia Menor, la zona más avanzada del mundo griego, y en en la época arcaica (siglo VII a. C.), fecha del desarrollo de las polis, con la cual se ha puesto en estrecha relación el surgimiento de este nuevo género literario:

En las polis la economía no está basada sólo en la agricultura, sino que hay otras fuentes de riqueza: la industria y el comercio. Hay nuevas clases sociales que reclaman más intervención en los asuntos de la ciudad. La sociedad busca otros ideales que sustituyan la exaltación del espíritu heroico de la épica.

En esas circunstancias hubo una exaltación del individualismo del hombre, que le lleva a cantar al amor, la amistad, las penas, la brevedad de la vida... Encontramos, pues, una poesía de carácter más intimista, compuesta por autores concretos. Originariamente había canciones populares, relacionadas con el culto a los dioses, cantadas en los momentos importantes de la vida: nacimiento, boda, muerte, trabajo... Estos cantos populares, poemas que se cantaban al son de una lira, recibieron el influjo de la poesía épica y fueron adquiriendo dignidad literaria y regularizando su métrica.

Safo (s. VII a. C.). Esta poetisa dedicó su poesía al amor, amor expresado siempre con sencillez, ternura, pasión. Hay poemas personales e intimistas y poemas de encargo, los epitalamios (canciones de boda). Muchos de los poemas están dedicados a mujeres. Parece ser que Safo dirigió un círculo de jóvenes muchachas a las que iniciaba en la música, la poesía y el culto a Afrodita. Escribió en dialecto lesbio, utilizado con gran sencillez y perfección. Sus poemas están escritos en la llamada estrofa sáfica. Safo fue imitada por poetas latinos: Catulo y Ovidio. Su poesía amorosa ha sido valorada porque traspasa las fronteras del tiempo.

Alceo (s. VII a. C.), también de Lesbos, en su poesía se vislumbra su gran interés por la política, ya que pertenecía a la aristocracia local y se enfrentó a las tiranías. Fue desterrado dos veces. Pero se interesó también por la poesía de banquetes, el combate, la muerte y el amor.
La lírica coral. Era recitada por un coro en las fiestas de la comunidad o en acontecimientos colectivos.

Píndaro de Tebas (ss. VI-V a. C.) es el máximo representante. Conservamos poemas en los que se alaba a los vencedores en los juegos deportivos que se celebraban en diversas ciudades griegas.

Arquíloco de Paros (s. VII a. C.) es el máximo representante de este género. Sabemos que era hijo bastardo de un noble de la isla de Paros y que se ganó la vida como soldado mercenario, compuso poemas en los que se burla del espíritu heroico de épocas anteriores. Valora el "aquí" y el "ahora"; expone también sus más personales sentimientos, sus amores y odios. Utiliza una lengua con influencia homérica, pero sin forzar el verso.

Semónides expresa en su poesía un absoluto pesimismo. Aparecen temas como la impotencia del hombre, lo vano de la esperanza humana, la convicción del dolor que nos rodea. Su obra más extensa conservada es el Yambo de las mujeres.

Hiponacte de Éfeso, vivió gran parte de su vida fuera de su patria como exiliado. En los fragmentos conservados se muestra muy crítico y se mofa de todo, incluso de su vida como un cínico mendigo, conocedor de los bajos fondos de los lugares en los que vivió.

La elegía. Era originariamente un canto de duelo, quizá cantado en los banquetes fúnebres. Este género estuvo influido por la épica en la forma y en la temática, usado para expresar todas las necesidades y problemas de las polis.

Varios poetas escribieron elegías con una temática muy diferente:

Calino de Éfeso (s. VII a. C.). La historia de la elegía se inicia con sus poemas, en los que anima a defender su ciudad y en los que se observa la influencia de la lengua homérica. Se le sitúa a mediados del siglo VII a. C.

Tirteo (s. VII a. C.) exhorta a los espartanos a luchar con valor y en primera fila en la guerra contra Mesenia. El influjo homérico es también importante, escribe sobre todo en dialecto jonio, con pocos dorismos, por lo que se piensa que no era espartano, sino un inmigrante procedente de Asia Menor.

4. EL TEATRO

LAS REPRESENTACIONES TEATRALES. A finales del siglo VI a. C. comienzan a desarrollarse en el mundo griego diversas formas de poesía dramática. Las formas dramáticas son: Tragedia, Comedia y Drama satírico.

La poesía dramática surgió cuando comenzó la decadencia de la poesía lírica, un género propio de la aristocracia, cuyos poemas se recitaban o se cantaban en pequeños círculos. Frente a esto, la poesía dramática se representaba ante todo el pueblo. Es, por tanto, un género popular enmarcado dentro de la polis. El fin de la polis supuso también la desaparición de este género.

Hubo representaciones teatrales en todas las ciudades griegas, tuvo especial importancia el teatro en la Magna Grecia y Sicilia. Sin embargo, el caso mejor conocido es el de Atenas.
Las representaciones teatrales de Atenas se hacían dos veces al año, en la fiestas Leneas ( en el mes del Gamelión - febrero-, época en la que solían celebrarse las bodas) y en las Grandes Dionisiacas (marzo). Tales representaciones comenzaron durante la tiranía de Pisístrato.
Conocemos el nombre del primer poeta trágico que representó sus obras en Atenas: Tespis.
Origen de los géneros dramáticos. Las discusiones acerca del origen de la comedia y la tragedia han sido frecuentes, sobre todo a partir de la aparición del libro de Nietzche El nacimiento de la tragedia. En esta obra se concede a la tragedia un doble origen: dionisiaco y apolíneo.

El tema ya fue abordado por Aristóteles en su obra Poética, en ella se dice que la tragedia tiene su origen en los solistas (exarcontes) del ditirambo (canción lírica en honor de Dionisos). Asimimismo, relaciona el término τραγῳδία (tragodia) con el canto del macho cabrío, los tragoi eran los seguidores de Dionisos. Así pues, Aristóteles concede gran importancia al elemento dionisiaco en la tragedia. Respecto a la comedia, dice que surgió de los que dirigen las procesiones fálicas y añade que este tipo de procesiones aún se celebraban en su época. El nombre κωμῳδία (komodia) significa "canto del cortejo" y parece que hace referencia a estas procesiones grotescas.

La teoría etnológica concede a la tragedia un origen en los ritos primitivos de fecundidad. La comedia podría tener origen en las fiestas del Año Viejo y el Año Nuevo, en las que hay agones (luchas) entre lo viejo y lo nuevo.

Una tercera teoría considera que el origen de la tragedia se encuentra en el culto a los héroes, en los cantos fúnebres dedicados a éstos. Con esta teoría se intenta explicar la gran importancia que tiene el treno (canto fúnebre) en la tragedia.

Ninguna de estas teorías ha sido plenamente aceptada. El helenista R. Adrados llega a la conclusión de que hay un origen común para los tres géneros dramáticos.
Los tres grandes poetas trágicos fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides.

Esquilo. Escribió al menos 80 dramas, de las que sólo nos han llegado siete y algunos fragmentos de otros.
La primera obra fechada se llamaba Los Persas (472 a. C.) y sabemos que formaba parte de una trilogía. Esta obra es casi la única de tema contemporáneo, ya que trata sobre la batalla de Salamina, no se exalta el triunfo de Atenas en la batalla, sino la soberbia (hybris) del rey persa Jerjes.
De la trilogía tebana conservamos solamente la última de las tragedias: Siete contra Tebas, en la que se cuenta la lucha entre los hijos de Edipo: Etéocles y Polinices.
Prometeo encadenado es la primera pieza de otra trilogía. Presenta gran simplicidad de léxico y de métrica, se piensa que fue una de sus primeras obras. Debía contar con gran aparato escénico. Prometeo está castigado en el Cáucaso por haber robado el fuego a los dioses y habérselo entregado a los hombres.

La Orestía es la única trilogía completa que conservamos, está formada por: Agamenón, Coéforos y Euménides.

Sófocles. Gozó de gran prestigio en su ciudad y fue amigo de ilustres contemporáneos como Heródoto, Hipócrates o Pericles. Sus obras triunfaron en numerosas ocasiones. Sin embargo, en ningún poeta griego encontramos una consideración más profunda del dolor humano y del destino. De la prolífica obra de Sófocles conservamos 7 tragedias y fragmentos de un drama satírico.

La considerada más antigua es Áyax, en la que se representa el drama de este héroe: Áyax no recibe las armas de Aquiles, enloquece y quiere matar a Odiseo, que se ha quedado con las armas. Cegado por los dioses, mata a un rebaño y no a sus rivales, avergonzado, decide darse muerte.

En Antígona se contraponen las leyes divinas y las humanas. Antígona sepulta a su hermano Polinices, pese a la prohibición impuesta por el gobernante Creonte.

Edipo Rey representa una leyenda que pertenece también al ciclo tebano. Edipo, rey de Tebas, ordena investigar la causa de la peste que asola la ciudad. A lo largo de la obra se desvela este enigma y el propio enigma de Edipo: él ha sido el causante de la peste, él ha cometido parricidio e incesto. Se nos muestra la antítesis entre el obrar humano y la voluntad inescrutable de los poderes superiores. Pero en esta oposición es donde el hombre, el héroe trágico, alcanza su mayor grandeza. Edipo intenta huir de su destino, para caer en él, no ceja en sus averiguaciones a pesar de temer ya la trágica verdad. En el momento en que conoce la verdad, Edipo, el rey preocupado por su pueblo, amante de la verdad, cae en desgracia y queda ciego, es desterrado para no contaminar la ciudad con su delito.

Electra trata el mismo tema que Coéforos de Esquilo, pero con enfoque diferente, aquí el personaje central es Electra, con sus sufrimientos y sus esperanzas.

En Traquinias Deyanira, esposa de Heracles, intenta reconquistar a éste, utilizando un remedio mágico: la sangre envenenada del centauro Neso. El efecto del remedio es bien diferente, Heracles muere entre terribles dolores, pero reconoce que lo que le sucede es el destino que tenía asignado de antemano.

Edipo en Colono se considera su obra póstuma. Edipo ya anciano llega al Ática, a Colono, allí, por fin en paz, muere de forma sobrenatural. Teseo le acompaña a su última morada.
Eurípides. Las fuentes nos hablan de un Eurípides solitario e inconformista, que pocas veces obtuvo victorias con sus obras, ya que el público ateniense no veía con buenos ojos que le mostrasen en escena problemas contemporáneos. En el año 408 se marchó a la corte del rey Arquelao de Macedonia, murió en Pella en el 406. Atenas le recordó y le erigió un cenotafio. Compuso cerca de 90 obras, de las que nos han llegado 18, conocemos fragmentos de otras pues aparecen en comedias de Aristófanes.

De las obras conservadas la más antigua es Alcestis. Narra el sacrificio de ésta, dispuesta a morir en lugar de su esposo Admeto, Heracles la liberó de la muerte.

Hay un grupo de obras en las que el tema fundamental es la guerra (no olvidemos que Eurípides vivió las Guerras del Peloponeso), así tenemos: Los Heraclidas, Las Suplicantes, Hécuba, Andrómaca y Las Troyanas, algunas claramente antiespartanas. Algunos protagonistas son los perdedores de la Guerra de Troya. En general, son obras que nos describen los males de la guerra, tanto entre los vencidos como entre los ganadores.

También compuso Eurípides una Electra. La joven ha sido desposada por su madre con un campesino, para humillarla. Pero el esposo es honrado y posee una gran alteza moral. Orestes fue la última obra que representó en Atenas antes de su marcha.

Una de sus obras más célebres es Medea. Esta princesa ayudó a Jasón a conseguir el Vellocino de Oro, por estar enamorada de él. Cuando éste quiso abandonarla para casarse con otra mujer, Medea furiosa mató a su rival y al padre de ésta, pero quería causar más daño a Jasón y mató a sus propios hijos. Huyó después en el carro del Sol, su antepasado y se refugió en Atenas. En un monólogo se debate entre su pasión desmedida por Jasón y el amor a sus hijos, proclama que su deseo es bueno, pero la pasión vence a la razón. El poeta hace un análisis de aspectos del alma humana olvidados hasta ese momento, analiza también los motivos que impulsan a los protagonistas a actuar. En ninguna obra de teatro se han representado con tanta nitidez las fuerzas oscuras e irracionales que pueden brotar del corazón humano. Los protagonistas son de carne y hueso, sienten violentas pasiones, no se preocupan por cuestiones teológicas, ni por el dolor ocasionado al traspasar los límites del ser humano. Esto hizo que la obra escandalizara al público, debido a la crudeza con que se ponían en escena los sentimientos más íntimos.

5. COMEDIA
Los dos grandes poetas cómicos son Aristófanes y Menandro.

Aristófanes. Estuvo muy relacionado con el mundo político y literario de su época (445 a. C. -385 a. C.). Se muestra defensor de los viejos ideales y poco amigo de las nuevas tendencias de la sofística. No se le puede considerar enemigo de la democracia, a pesar de que en sus sátiras políticas supo señalar las debilidades de un sistema que ya se tambaleaba. Nos han llegado varias comedias:

La más antigua es Los Acarnienses, en la que se hace una sátira de la Guerra del Peloponeso y de los generales que la dirigen, la guerra aparece como una cosa absurda y cruel.

Los Caballeros es un furibundo ataque al demagogo Cleón y a la democracia que permite a tal persona gobernar una ciudad.

En Las Nubes aparece un Sócrates ridículo, identificado con los sofistas. Es un charlatán, viejo sórdido que masculla palabras ininteligibles, director de una singular escuela, a la que se dirige un viejo campesino del Ática con su hijo, para aprender a librarse de sus acreedores.

El tema central de Las Ranas es la crítica literaria, el enfrentamiento entre el arte viejo y el arte nuevo. En el Hades son enfrentados y juzgados Esquilo y Eurípides, para decidir cual de ellos debe volver a la vida, ya que han muerto todos los buenos poetas trágicos y Atenas necesita uno. Esta es la obra más dinámica y cómica por la parodia de los poetas y de los dioses.

Menandro. Vivió una época de grandes cambios sociales y políticos (342 - 292 a. C). Fue testigo de la ascensión de Alejandro Magno y vivió las luchas de los Diádocos de éste para gobernar el Imperio. Sin embargo, estos acontecimientos del inicio de la época helenística no se reflejan en absoluto en sus obras.

Se sabe que su primera obra fue Orgé, fechada en el 321 a. C.
Se conservan fragmentos de otras, como El Misántropo y El Arbitraje.