lunes, 18 de abril de 2011

Actividad semana de receso Grado 9o.

Apreciados estudiantes:

Después de estos cinco días de riguroso descanso, los invito a iniciar la lectura de la obra "Más allá de la noche", del autor colombiano Germán Castro Caycedo. En el siguiente enlace, encontrarán una sinopsis y comentario de la obra. Sé que les va a gustar.

Más allá de la noche
http://search.barnesandnoble.com/M-s-all-de-la-noche/German-Castro-Caycdeo/e/9789584208965

martes, 15 de marzo de 2011

Literatura de la Conquista y la Colonia en Latinoamérica

Literatura de la Colonia

Concepto y época

La literatura colonial es aquella que tuvo lugar en América mientras las potencias europeas mantenían el control político y administrativo. En sus relatos se combina la tradición literaria de Europa con la cultura americana autóctona, en un contexto de continuas luchas por el poder y sueños independentistas.

El renacimiento español y el fervor religioso también fueron claves en la literatura colonial hispanoamericana. Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), nacida en lo que hoy es México, es un ejemplo de la unión entre las creencias religiosas y el talento literario. La literatura en lengua española durante la colonia comenzó a desenvolverse en Nueva España desde un principio. La literatura de la conquista son mayormente coplas y romances, burlas hacia los gobernadores, ayudantes, etc. mientras que la de colonia son textos que incitan a la libertad y revolución.

Características e importancia

La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente por lo religioso. Para aquel entonces, mediados del Siglo XVI, se empezaban a establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios provenía en exclusiva a las clases altas.

Autores y obras representativas

La literatura de la Colonia empezó a ser una realidad en crónicas como la Historia de las conquistas del Nuevo Reino de Granada, del clérigo bogotano Lucas Fernández de Piedrahita (Bogotá, 1624-Panamá, 1688).

Otra obra que se destaca es Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada, más conocida por el extraño título de El carnero, de Juan Rodríguez-Freyle (Bogotá, 1566 - 1640).

Poesía

En la producción poética temprana destacan el largo poema épico Elegías de varones ilustres de Indias (1589, primer volumen), de Juan de Castellanos (Alanís, Sevilla, 9 de marzo de 1522 - † Tunja, Colombia, 27 de noviembre de 1607).

También la obra de Hernando Domínguez Camargo (Santafé de Bogotá, 1606 - Tunja, 1659) destacado seguidor de Luis de Góngora. Así mismo merece mención la Madre Castillo (Francisca Josefa del Castillo y Guevara), Tunja, 1671, 1742) prosista y poeta de inquietudes religiosas. La cultura colonial contó con algunas manifestaciones teatrales, que permiten anotar los nombres de Fernando Fernández de Valenzuela y Juan de Cueto y Mena.

Leamos un poema de la época

Afecto 45

(Madre Castillo)

Al monte de la mirra
he de hacer mi camino,
con tan ligeros pasos
que iguale al cervatillo.

mas ¡ay Dios!, que mi Amado
al huerto ha descendido,
y como árbol de mirra
suda el licor más primo.

De bálsamo es mi Amado,
apretado racimo
de las viñas de Engadi:
el amor le ha cogido.

De su cabeza el pelo,
aunque ella es oro fino,
difusamente baja
de penas a un abismo.

El rigor de la noche
le da color sombrío
y gotas de hielo
le llenan de rocío.

¿Quién pudo hacer, ¡ay Cielo!
temer a mi querido?,
que huye el aliento y quede
en un mortal deliquio.

Rotas las azucenas
de sus labios divinos
mirra amarga destilan
en su color marchitos.

Huye, áquilo; ven, austro,
sopla en el huerto mío;
las eras de las flores
den su olor escogido.

Sopla más favorable
amado vientecillo;
den su olor las aromas,
las rosas y los lirios.

Mas ¡ay!, que si sus luces
de fuego y llamas hizo
hará dejar su aliento
el corazón herido.


Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695). Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, (San Miguel Nepantla, Nueva España —actualmente México— 12 de noviembre de 1651- Ciudad de México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa católica, poetisa y dramaturga novohispana del Siglo de Oro español. Cultivó la lírica y el teatro, así como la prosa. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de el Fénix de América, la Décima Musa o la Décima Musa mexicana.

Leamos uno de sus poemas

REDONDILLAS

Hombres necios que acusáis

a la mujer, sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?


Combatís su resistencia

y luego, con gravedad,

decís que fue liviandad

lo que hizo la diligencia.


Parecer quiere el denuedo

de vuestro parecer loco,

al niño que pone el coco

y luego le tiene miedo.


Queréis, con presunción necia,

hallar a la que buscáis

para prentendida, Thais,

y en la posesión, Lucrecia.


¿Qué humor puede ser más raro

que el que, falto de consejo,

él mismo empaña el espejo

y siente que no esté claro?


Con el favor y el desdén

tenéis condición igual,

quejándoos, si os tratan mal,

burlándoos, si os quieren bien.


Opinión, ninguna gana,

pues la que más se recata,

si no os admite, es ingrata,

y si os admite, es liviana.


Siempre tan necios andáis

que, con desigual nivel,

a una culpáis por cruel

y a otra por fácil culpáis.


¿Pues como ha de estar templada

la que vuestro amor pretende?,

¿si la que es ingrata ofende,

y la que es fácil enfada?


Mas, entre el enfado y la pena

que vuestro gusto refiere,

bien haya la que no os quiere

y quejaos en hora buena.


Dan vuestras amantes penas

a sus libertades alas,

y después de hacerlas malas

las queréis hallar muy buenas

¿Cuál mayor culpa ha tenido

en una pasión errada:

la que cae de rogada,

o el que ruega de caído?


¿O cuál es de más culpar,

aunque cualquiera mal haga;

la que peca por la paga

o el que paga por pecar?


¿Pues, para qué os espantáis

de la culpa que tenéis?

Queredlas cual las hacéis

o hacedlas cual las buscáis.


Dejad de solicitar,

y después, con más razón,

acusaréis la afición

de la que os fuere a rogar.


Bien con muchas armas fundo

que lidia vuestra arrogancia,

pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo.



Literatura de la Colonia y la Conquista en Latinoamérica

Literatura de la conquista. Las crónicas

Concepto y época

La literatura de la conquista se inició en 1492, después del descubrimiento de América, realizado por Cristóbal Colón. Esta literatura está formada principalmente por textos de los cronistas españoles que vivieron en esta etapa y narraron desde su punto de vista lo que presenciaron, muchas veces con el asombro de las nuevas cosas que veían y que describían como asombrosas y maravillosas. Esta literatura estaba destinada a narrar al pueblo español los sucesos que ocurrían en la nueva España, también había textos de reportes de impuestos y otros sobre la población que llegaba al nuevo continente. En un principio la literatura tuvo sentido religioso, con el fin de evangelizar a los nativos.


Características e importancia

Una crónica es una obra literaria que narra hechos históricos en orden cronológico. La palabra crónica viene del latín chronica, que a su vez se deriva del griego kronika biblios, es decir, libros que siguen el orden del tiempo. En una crónica los hechos se narran según el orden temporal en que ocurrieron, a menudo por testigos presenciales o contemporáneos, ya sea en primera o en tercera persona. Se entiende por crónica la historia detallada de un país o región, de una localidad, de una época o de un hombre, o de un acontecimiento en general, escrita por un testigo ocular o por un contemporáneo que ha registrado sin comentarios todos los pormenores que ha visto, y aún todos los que le han sido transmitidos. (http://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%B3nica)

En la crónica se utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones.

Cronistas y obras representativas de la época de la conquista

La conquista de los territorios y reinos aborígenes continentales y atrajo también la atención narradores que dejaron crónicas monumentales. Los primeros años de la conquista española están marcados por los cronistas de Indias, tanto españoles como indios y mestizos. Varios conquistadores letrados dejaron testimonio de sus combates en crónicas Entre los principales cronistas podemos mencionar a:

Ramón Pané, a quien Cristóbal Colón encargó de estudiar las creencias de los indios y escribir un reporte sobre ellas.

Pedro Mártir de Anglería, quien desde temprano en el siglo XVI se dedicó a recoger los testimonios de aquellos que regresaban del Nuevo Mundo y terminó publicándolos luego en una obra titulada "Décadas del Nuevo Mundo".

Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566), cuyo padre, Pedro de las Casas acompañó a Colón en su segundo viaje y sobrevivió al hambre y las epidemias, pudiendo regresar a España en el 1500 para poder contarle a su hijo sus memorias del gran choque de culturas que significó la invasión española de América. Fray Bartolomé de las Casas es autor de la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”,

Hernán Cortés (1485-1547). En sus Cartas de relación, el capitán informa al emperador Carlos V sobre las condiciones de las flamantes posesiones americanas, así como le relata los hechos más relevantes de la guerra recién sostenida con los astecas.

Bernal Díaz del Castillo (1492-1584) quien recogió su admiración por el paisaje mexicano y la cultura indígena en su "Verdadera historia de la conquista de la Nueva España" donde el militar narra cómo se extravió en el sur del actual Estados Unidos y logró convertirse en un médico milagroso respetado por los indígenas.

Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1507-1559), Fue el primer europeo que describió las cataratas del Iguazú y que exploró el curso del río Paraguay.

Pedro Cieza de León (1520-1554) narra la conquista y colonización del Perú y los reinos andinos. Escribió una Crónica del Perú.

Crítica y comentarios

Gabriel García Márquez en el Discurso pronunciado al recibir el Premio Nobel de Literatura dedicó los dos primeros párrafos a hablar sobre la literatura de la conquista.

La Soledad de América Latina

Gabriel García Márquez

(Fragmento)

“Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro”.

Ver texto completo en: http://www.ciudadseva.com/textos/otros/ggmnobel.htm