martes, 23 de marzo de 2010

LITERATURA GRIEGA

Desarolle las siguientes actividades acerca de la historia de la literatura griega.

1. Observe el siguiente video. Encontrará a continuación la narración sobre la cual fue realizada. Elabore un resumen en su cuaderno con los principales aspectos.

2. Lea el texto sobre los géneros literarios de la antigua Grecia. Elabore un cuadro sinóptico sobre los géneros, autores y sus obras.

Estos trabajos deben ser entregados el primer día después del receso de Semana Santa.




También lo puedes encontrar en esta dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=cyvNgDMZEdw


HISTORIA GRIEGA

Los habitantes de la antigua Grecia se llamaban a sí mismos helenos, y a su tierra, Grecia, la llamaban la Hélade. El territorio de la Grecia antigua coincide aproximadamente con el actual, pero para completar el mundo helénico es preciso añadir las costas egeas de Asia Menor, así como las del sur de Italia y la isla de Sicilia.

La historia y la cultura griegas están íntimamente relacionadas con el paisaje. La Grecia continental es prácticamente una cadena montañosa que se hunde en el Mar Egeo, cuyas numerosas islas no son más que las cimas de esta cordillera sumergida. Este fenómeno ha dado lugar a unas líneas costeras muy recortadas y abruptas, con abundantes penínsulas y pequeñas islas próximas, además de unos valles interiores cerrados y de difícil acceso. Las llanuras, por el contrario, son escasas y de pequeña extensión.

El nexo de unión de estas diferentes áreas es el mar, vía de enlace de los diferentes territorios y factor de expansión del mundo griego. La escasez de terreno fértil obligará al griego antiguo a buscar nuevas tierras que alimenten a la población sobrante. De ahí la vocación comercial del pueblo heleno o la colonización de nuevos territorios, que caracterizarán a la Grecia antigua.

Pero el paisaje griego, con ser importante, no ayuda por sí solo a explicar el maravilloso legado cultural helénico. El racionalismo como actitud ante la vida, la consideración del hombre como medida de todas las cosas, el amor a la belleza y un elevado sentido estético o la democracia como sistema político, son valores espirituales presentes en nuestro mundo. "Opino que es justo favorecer al pueblo en general en detrimento de los nobles y los ricos, porque es el pueblo quien, al dar los hombres para la marina y el comercio, constituye la fuerza de Atenas. En consecuencia, justo es que participe de los cargos que dependen de una elección", dirá Jenofonte en el siglo IV. Estos valores, sin duda una deuda reconocible con el mundo griego, no surgen de manera repentina, sino que son el fruto de evolución de casi 3.000 años.

Durante estos tres milenios, pueblos diferentes poblaron las tierras de la Hélade. Desde el año 3000 a.C., en que finaliza el Neolítico, hasta el 1100 antes de nuestra Era, se desarrolla la Edad del Bronce. En esta etapa emergen sucesivamente tres grandes culturas. La primera, la Cicládica, tiene como característica principal el desarrollo de un floreciente comercio.

Mucho más importante será la cultura minoica, cuyo núcleo es la isla de Creta. Alrededor del 1900 a.C. surgen grandiosos palacios en Cnosós y Festo, imponentes residencias reales con cientos de habitaciones, algunas de ellas bellísimamente decoradas con frescos vivos y coloristas. Los palacios cretenses señalan la aparición de un poder absoluto, sustentado económicamente por una intensa actividad comercial, basada en el intercambio de suntuosos objetos de artesanía.
La civilización minoica presenta una religión en la que tiene un lugar central una poderosas diosa de la fertilidad, a la cual estaba asociado el animal-símbolo de Creta, el toro. Las creaciones artísticas cretenses expresan plenamente la fantasía y la inventiva de un pueblo pacífico, ciertamente hedonista, como prueban los frescos y los objetos suntuarios que se pueden apreciar en el Museo de Iraklión. Alrededor del año 1450 a.C. la explosión de un volcán en la isla de Théra provocó un grave cataclismo que afectó a toda la región y debilitó especialmente a Creta, que a partir de entonces no pudo ofrecer resistencia a la expansión micénica.

La micénica, la tercera gran cultura de la Edad del Bronce en Grecia, debe su nombre a Micenas, la principal ciudad de los aqueos. Éstos, un pueblo de pastores-guerreros siempre en busca de pastos para sus rebaños, ocupan la Grecia continental y el Peloponeso entre los años 2000 y 1600 a.C. Los aqueos traen consigo la doma del caballo, el carro de guerra y las espadas largas de bronce. Las ciudades-estado propias de su momento de máximo apogeo, entre el 1600 y el 1100 a.C., como Micenas o Tirinto, se rodean de poderosas murallas, como corresponde a una cultura guerrera, y en ellas se impone una rígida pirámide social sustentada por una notable producción de objetos suntuarios, con los que comerciarán en todo el Egeo y el Mediterráneo oriental.

Con la invasión de los dorios acabó la cultura micénica y la Edad del Bronce, dando paso a la Edad del Hierro, allá por el siglo XI a.C. Entre los años 900 y 725 a.C., un lento crecimiento demográfico y económico consolida las nacientes poleis o ciudades-estado griegas. Atenas, Argos, Corinto y las ciudades de Eubea, entre otras, irrumpen en la escena del comercio mediterráneo, gracias a sus refinadas producciones cerámicas y de metal y a las exportaciones de aceite y vino. La expansión comercial de estas ciudades hizo que, hacia el siglo IX antes de nuestra Era, diera comienzo la fundación de colonias por todo el Mediterráneo, desde el Mar Negro hasta Iberia y desde el Norte de Africa hasta las costas francesas, buscando el beneficio del trasiego mercantil.

El siglo VI a.C. constituye la etapa de consolidación del carácter griego, sobre todo a partir de la gran prueba que supone su enfrentamiento con los persas en las Guerras Médicas. Entonces, Grecia entró de lleno en la etapa de madurez, lo que conocemos como el periodo Clásico de la Antigüedad. El siglo V, tras las victorias sobre los persas en las batallas de Maratón y Salamina, significó la etapa de apogeo del mundo griego. Las ciudades eran gobernadas en su mayoría por sistemas democráticos, mientras que la artesanía y el comercio alcanzaron sus más altas cotas.

También en esta centuria continúa la consolidación de los santuarios panhelénicos de Delfos y Olimpia como centros religiosos, además de como sedes de competiciones deportivas y literario-teatrales que atraen a competidores de todo el mundo conocido. En Delfos y en Olimpia, las poleis encuentran una sede diplomática común, un espacio en el que solventar sus diferencias y conflictos. Esto es especialmente significativo en el caso de Olimpia, donde los juegos atléticos y culturales, celebrados durante siete días cada cuatro años, provocan una tregua militar de obligado cumplimiento para todas las ciudades. Los vencedores, considerados héroes, semidioses, competían en deportes diversos, sabedores de que su éxito les prestigiaba no sólo a ellos, sino también a su polis de origen.

En Atenas, la gran ciudad del periodo Clásico, el dirigente Pericles gobernó entre los años 461 y 429 a.C., dando su nombre a todo el siglo por el prestigio que consiguió para su ciudad. A su intervención personal se debe el maravilloso conjunto arquitectónico de la Acrópolis, la obra cumbre del arte clásico, con sus majestuosos Propileos, el deslumbrante Erecteion y el fabuloso Partenón, templo dedicado a Atenea Partenos, la diosa protectora de la ciudad.

Grecia se encuentra, durante el periodo Clásico, en su máximo esplendor económico, cultural y artístico. Arquitectos y escultores persiguen el ideal de belleza y lo encuentran en la proporción, el equilibrio, la medida y la armonía. Los escultores trabajan y estudian minuciosamente la forma de representar las medidas perfectas, los cuerpos ideales conforme al canon griego. Como resultado, atletas, dioses y héroes salen del cincel de los artistas manifestando una naturalidad más aparente que real, pues todo ha sido sabiamente calculado. Los arquitectos, por su parte, levantan templos de finas proporciones y maduran sus construcciones hacia formas y estructuras de exquisita armonía, en las que se exalta la grandiosidad y el refinamiento decorativo, como queda de manifiesto en los cada vez más ricos e intensos frontones.

No sólo el arte, también la filosofía, la astronomía, la geografía o la física se benefician de esta efervescencia cultural. La razón, la lógica, se convierte en el motor del conocimiento y sitúa al ser humano al frente de su propia existencia, pues los sabios griegos consideran que la explicación mágica o religiosa, por sí sola, no bastan para entender el mundo, la naturaleza y la propia esencia humana. "Muchas cosas hay admirables, pero ninguna es más admirable que el hombre", dirá el dramaturgo Sófocles. Sócrates, Platón, Aristóteles... argumentan y crean escuelas, buscan la sabiduría, a la que aman: son filósofos.

El teatro es otra de las grandes realizaciones griegas. Metáfora del mundo, de la vida cotidiana, de los mitos y los actos de los dioses, las representaciones congregaban a miles de personas, pues tenían un significado no sólo lúdico, sino ritual y filosófico. Esquilo, Eurípides, Aristófanes o el ya mencionado Sófocles escribieron obras que aún hoy producen admiración. La perfecta acústica de los teatros, como el de Epidauro, permite a los actores hacerse oír por el más lejano de los 15.000 espectadores presentes, convirtiendo al público en parte integrante de la obra.

La hegemonía de Atenas en el siglo V a.C., su expansionismo imperialista, provoca rebeliones y conflictos contra la política ática en todo el mundo griego. La rivalidad con Esparta, Corinto y otras ciudades desencadena la Guerra del Peloponeso, que durará treinta años y de la que Atenas saldrá derrotada. Esta lucha provocó una transformación del mundo clásico, aunque éste aún se prolongará hasta el año 338 a.C., en que Alejandro Magno, hijo de Filipo, un monarca procedente de Macedonia, en el norte de Grecia, conquistará a todas las ciudades-estado y organizará el Imperio griego. Alejandro reanuda con fuerza la lucha contra los persas, emprendiendo una marcha triunfal que le hará conquistar Egipto, llegar incluso hasta la India y formar el primer imperio universal de la historia.

Tras la muerte de Alejandro en el año 323 a.C., el imperio se divide en reinos, ligas y pequeños estados, pero la civilización griega antigua, aun en su etapa final, conoce un periodo de esplendor, el helenístico. Aunque Atenas sigue manteniendo su prestigio cultural y artístico, otras ciudades como Antioquía, Rodas, Pérgamo, Mileto o Alejandría se convertirán en centros culturales de gran importancia. Arquitectura y arte tienden ahora a la grandilocuencia, a la búsqueda de la emocionalidad, al lujo exaltador del poder. La fuerza de Grecia y de su arte es tal que, pese a su definitiva caída bajo el dominio de Roma en el año 146 a.C., el lenguaje helenístico sobrevivirá con éxito hasta la llegada de Augusto al poder, hasta el punto de convertirse en parte de la expresión romana.

Fundamento, esencia, alma de la cultura y el pensamiento occidental, la Grecia antigua es parte fundamental del Mediterráneo y de Europa, raíz de la civilización. El paso del tiempo, Cronos implacable, deja a la piedra como principal testigo de lo que un día fue, pero la fascinación ejercida durante siglos se mantiene aún hoy viva, pues, como escribió sobre Grecia un viajero del siglo XVII, "la mente se fascina, el cuerpo desfallece y los ojos se deleitan y humedecen".
LA LITERATURA GRIEGA
LOS GÉNEROS LITERARIOS

1. LA PROSA

Los géneros en prosa surgieron en Jonia en el siglo VI a. C. Pero el mayor desarrollo de la literatura en prosa se produjo en los siglos V y IV a. C. en Atenas. Son varios los géneros prosísticos: textos filosóficos y científicos, fábulas de Esopo, historia, oratoria y novela. Sin duda los que adquirieron mayor importancia fueron la historia y la oratoria.

LA HISTORIA. En la Jonia del siglo VI a. C. surgió el interés por describir lugares, costumbres, tradiciones de otros lugares en relatos escritos en prosa. Los escritores de estos relatos intentaban narrar los acontecimientos con cierta pretensión de veracidad histórica. El término historia significa "relato de algo previamente observado por el escritor". En esta primera etapa no podemos hablar de obras rigurosas.

Los principales autores de la historiografía griega son Heródoto, Tucídides y Jenofonte.
Heródoto. Está considerado como el padre de la historia. Nació en Asia Menor (525 - 484 a. C.), pero fue un viajero infatigable, vivió en Atenas y en la Magna Grecia, visitó Egipto, Siria, Persia. Escribió Nueve Libros de Historia que iba leyendo en público según los iba redactando. El tema de su obra son las guerras entre persas y griegos, las Guerras Médicas. Pero antes narra las historias de los países cercanos a Grecia y que tuvieron cierto papel en la contienda, son dignos de mención los relatos sobre Egipto. Escribió en dialecto jonio, con un lenguaje claro y sencillo, el elemento mítico es aún muy importante, por ejemplo, afirma que las causas del conflicto entre Grecia y Asia son los míticos raptos de mujeres, llevados a cabo por dioses y héroes. Pero sin duda Heródoto abrió el camino a la historia universal.

Tucídides. Nacido en Atenas (490 -395 a. C.), vivió los acontecimientos de las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta, fue general y sufrió un destierro de 20 años por llegar tarde a la defensa de una fortaleza.

Decidió escribir sobre hechos contemporáneos. No llegó a terminar su obra llamada Historia de las Guerras del Peloponeso, pero, sin duda, es el primer ejemplo de historia realizada de forma científica y rigurosa, con un exhaustivo análisis de las causas que provocaron los distintos acontecimientos.

Jenofonte. También nacido en Atenas (430- 354 a. C.), formó parte del círculo de jóvenes que siguieron las enseñanzas de Sócrates. Vivió el declive de Atenas se sintió defraudado por la democracia y fue un gran admirador de Esparta.

Su obra histórica Helénicas es una especie de continuación de la obra de Tucídides aunque no tiene el rigor de su predecesor, omite acontecimientos que no le interesa mostrar y es claramente pro espartano; pero su estilo es más sencillo y es un gran maestro en la descripción de escenas y personajes. Escribió otras obras más personales, como La Anábasis un relato de su experiencia como soldado mercenario del príncipe persa Ciro en la expedición de Los Diez Mil.

LA ORATORIA. Los griegos concedían un gran valor al arte de la palabra, que podía ser mágica, hechizadora, persuasiva y convincente. Se dice que el arte de hablar bien comenzó su desarrollo en Siracusa, uno de los más famosos maestros de oratoria fue el sofista Gorgias.

Sin embargo, fue la democracia ateniense la que provocó el desarrollo de la oratoria y sus técnicas, ya que los ciudadanos debían hablar bien en sus discursos ante la Asamblea y los Tribunales.

En la Atenas clásica había una cierta afición a los litigios paro no había abogados ni fiscales, por tanto, los ciudadanos debían aprender a rebatir argumentaciones y a ganarse al auditorio. No todo el mundo era capaz de hacer eso, pero se podía recurrir a los logógrafos, escritores de discursos; algunos de éstos también fueron grandes oradores.

Lisias (445- 380 a. C.). Su familia era originaria de Siracusa, él pasó algún tiempo en Turios (sur de Italia) formándose en la retórica, volvió a Atenas y se ganó la vida como logógrafo. Por su condición de meteco, no ciudadano ateniense, no podía pronunciar sus discursos en la Asamblea. Pero sí tuvo interés en los asuntos políticos y colaboró en la derrota de los Treinta Tiranos. Sus discursos presentan un estilo claro y sencillo. Mostró una gran maestría para adaptarse a la personalidad de sus clientes, podía crear retratos realistas y simpáticos de estos para contar con la benevolencia del jurado. Destacan En defensa del inválido y Por la muerte de Eratóstenes.

Isócrates (436 338 a. C.) Logógrafo y maestro de retórica. Toda su larga vida se lamentó de la desunión de los griegos frente al peligro de los persas, confiaba en la unión de Atenas y Esparta, pero pronto se sintió decepcionado, llegó a confiar incluso en Filipo II de Macedonia como protector de Grecia. Sus discursos eran muy elaborados, evitaba los hiatos y buscaba la armonía y el equilibrio.

Demóstenes (384- 322 a. C.) comenzó su carrera como orador en los juicios contra sus tutores, ya que Demóstenes quedó huérfano de niño y éstos dilapidaron su herencia. Compuso discursos judiciales, muchos de ellos por encargo, y políticos, en estos últimos destacan sus discursos en contra de Filipo II de Macedonia: Las Filípicas. Se le considera el mejor orador griego por la belleza de sus discursos y por su fuerza de voluntad para vencer sus dificultades para hablar en público. Pero ante todo fue un gran defensor de la democracia ateniense que ya estaba a punto de desaparecer. Cuando Alejandro Magno murió, Demóstenes se unió a los griegos que querían recuperan la independencia perdida, pero Antípatro atacó Atenas, tuvo que huir y prefirió morir envenenado a entregarse

NOVELA. Este género surgió mucho más tarde que los mencionados hasta ahora. Su nacimiento se produjo en el próximo oriente en la época helenístico-romana, se divulgó gracias el desarrollo de la lengua griega llamada koiné. Es un género para consumo privado, seguramente hubo una gran cantidad de mujeres lectoras.

La novela es un relato ficticio que pretende ser verosímil. En las obras conservadas hay elementos que se repiten: pareja de jóvenes enamorados, que sufren múltiples aventuras, visitan lugares exóticos, hay falsas muertes, piratas, naufragios... Pero se mantienen fieles a su amor y son premiados con el reencuentro y un final feliz. Son, pues, frecuentes los elementos exóticos y maravillosos.

Destaca la novela Dafnis y Cloe de Longo de Lesbos, donde no aparece un viaje a tierras lejanas, sino un paisaje de carácter bucólico, como testigo de los amores de dos adolescentes ingenuos.
La obra de Luciano de Samósata Relatos verídicos es una parodia de la literatura de viajes fantásticos, al igual que en Don Quijote de la Mancha se parodian las novelas de caballeria.

2. LA ÉPICA
SIGNIFICADO DE LA POESÍA ÉPICA. Las manifestaciones literarias más antiguas corresponden a la poesía épica. También en otras civilizaciones este género suele aparecer en primer lugar, debido a que en estos poemas se ensalza el pasado legendario de un pueblo y a que este tipo de poesía surge vinculada al carácter feudal de algunas sociedades.
En la poseía épica se cantaban las hazañas de los héroes, historias acaecidas en un pasado legendario que solían transmitirse de boca en boca. Era, por tanto, una poesía oral, lo cual determinaba también la manera de componer los versos. Con la introducción del alfabeto, los poetas comenzaron a escribir lo que antes era transmisión oral. En cuanto a las hazañas narradas, parecen tener cierto fondo histórico.

Dentro de la literatura épica griega destacan la obra de dos grandes autores que pasan por ser tanto los iniciadores de la literatura occidental como los educadores del pueblo griego: Homero (s.VIII a. C.) y Hesíodo (s. VII a. C.).

Homero. Como primeras obras de la literatura griega conservamos la Iliada y la Odisea, ambas atribuidas al poeta Homero. El mundo que evoca y rememora la Iliada y la Odisea es el mundo micénico. Sin embargo, los poemas, según han llegado hasta nosotros, fueron redactados muchos siglos después, hacia el s. VIII a. C. Son las primeras obras literarias de entidad de la literatura occidental. Por tanto, puede afirmarse que todas las letras occidentales son, en cierta medida, deudoras de los poemas homéricos.

Se decía que Homero era un aedo que recitaba sus poemas y al que se representa ciego. Su existencia está envuelta en leyenda. Parece ser que vivió a finales del siglo VIII a. C. y que era de Quíos o de la isla de Esmirna (es decir, de Jonia).

Respecto a la valoración de Homero, hoy se pone el énfasis, más que en el acto creativo de un poeta en solitario, en el hecho de que este poeta supiera recoger y organizar genialmente las tradiciones míticas anteriores a él relacionadas con la guerra de Troya y otros temas heroicos.
En la Ilíada se narran diversos acontecimientos de la Guerra de Troya. El griego Aquiles se enfada con Agamenón, el caudillo de los griegos que habían ido a Troya a rescatar a Helena. Los troyanos ponen en apuros a los griegos, por lo que Patroclo, amigo de Aquiles, sale a luchar y muere a manos del troyano Héctor.

Aquiles vuelve al campo de batalla para vengar la muerte de su amigo. Mata a Héctor y se niega a devolver el cadáver a los troyanos. El anciano rey Príamo suplica a Aquiles y le ofrece un gran botín para poder enterrar a su hijo. Aquiles cede y permite que los troyanos se lleven el cuerpo de Héctor. Son frecuentes las intervenciones de los dioses en el curso de los acontecimientos. La sociedad y los personajes que aparecen son de la época micénica, cuatro siglos anterior a la época en la que vivió Homero.

En la Odisea se nos cuentan las aventuras de Odiseo, un héroe inteligente y astuto que sabe resolver las situaciones difíciles con ingenio y uno de los héroes griegos que fue a Troya, el que planificó la toma de la ciudad con el gran caballo de madera.

Su vuelta a su patria, Ítaca, no fue fácil, tuvo numerosas aventuras en un largo y difícil viaje en el que perdió a sus compañeros. Conocemos también la situación del palacio de Ítaca, donde su fiel esposa Penélope lo espera. Aparece una civilización más avanzada con numerosos elementos novelescos.

La estructura es más compleja con tres ámbitos temáticos:

-Aventuras de Odiseo por tierras desconocidas con enfrentamientos a monstruos y brujas.
-Viaje de su hijo Telémaco para averiguar el paradero de su padre.
-Lucha de Odiseo con los pretendientes de Penélope en Ítaca.

Hesíodo. Poeta de Beocia de principios del siglo VII a. C. En sus obras aparecen datos sobre su vida como campesino y aedo, hijo de un comerciante que vivió en Asia Menor y se estableció después en Beocia. La tradición le hizo contemporáneo de Homero. Los griegos consideraban a Hesíodo como el organizador de su mitología, sus obras principales se copiaron en la Edad Media. Hoy se vuelve a Hesíodo para contrastar la mitología griega con la de algunos pueblos orientales. Nos han llegado tres obras atribuidas a Hesíodo: La Teogonía, Los Trabajos y Días, y El Escudo de Heracles. En los tres poemas, Hesíodo hace uso del estilo y la métrica de Homero, pero su temática es muy diferente.

En Teogonía canta Hesíodo el origen del mundo y de los dioses: el destronamiento violento de Urano por Cronos y de éste por Zeus, que se convierte en patrocinador del orden y la justicia, y amo del mundo. Asimismo, presenciamos diversas uniones y descendencias entre las primitivas fuerzas de la naturaleza ( el Caos, La Noche, Las Tinieblas, el Éter, el Cielo...)..

En Los trabajos y los días Hesíodo muestra la disputa con su hermano Perses debido al reparto de la herencia y al soborno de los jueces. El poeta se pregunta por las fuerzas que rigen la existencia humana. Aparece también Zeus como ordenador del mundo y valedor de la justicia. Aconseja a su hermano que no busque beneficios en los juicios injustos y se busque el sustento con el trabajo honrado del cultivo de los campos. Reivindica por primera vez la justicia frente a los abusos y las desigualdades de los poderosos. La mayor pretensión de Hesíodo era educar. Con respecto a las desgracias del mundo habla del mito de las edades en las que la humanidad ha ido sucesivamente decayendo hasta su situación actual. Este poema es un claro ejemplo de poesía didáctica.

Respecto a la tercera obra El Escudo de Heracles, varios críticos piensan que no fue escrita por él debido a los rasgos tan distintos que presenta con respecto a los otros dos poemas. Los críticos analíticos incluso niegan que Los días haya sido escrita por Hesíodo. Los filólogos que atribuyen todas las obras al mismo autor defienden que la poesía griega arcaica era episódica por naturaleza, por tanto, los poemas organizados por episodios pueden haber sido escritos por un solo autor.

3. LA LÍRICA

Origen y significado. La poesía tocada al son de la lira, de donde recibe su nombre, también nació en Grecia, concretamente, en Asia Menor, la zona más avanzada del mundo griego, y en en la época arcaica (siglo VII a. C.), fecha del desarrollo de las polis, con la cual se ha puesto en estrecha relación el surgimiento de este nuevo género literario:

En las polis la economía no está basada sólo en la agricultura, sino que hay otras fuentes de riqueza: la industria y el comercio. Hay nuevas clases sociales que reclaman más intervención en los asuntos de la ciudad. La sociedad busca otros ideales que sustituyan la exaltación del espíritu heroico de la épica.

En esas circunstancias hubo una exaltación del individualismo del hombre, que le lleva a cantar al amor, la amistad, las penas, la brevedad de la vida... Encontramos, pues, una poesía de carácter más intimista, compuesta por autores concretos. Originariamente había canciones populares, relacionadas con el culto a los dioses, cantadas en los momentos importantes de la vida: nacimiento, boda, muerte, trabajo... Estos cantos populares, poemas que se cantaban al son de una lira, recibieron el influjo de la poesía épica y fueron adquiriendo dignidad literaria y regularizando su métrica.

Safo (s. VII a. C.). Esta poetisa dedicó su poesía al amor, amor expresado siempre con sencillez, ternura, pasión. Hay poemas personales e intimistas y poemas de encargo, los epitalamios (canciones de boda). Muchos de los poemas están dedicados a mujeres. Parece ser que Safo dirigió un círculo de jóvenes muchachas a las que iniciaba en la música, la poesía y el culto a Afrodita. Escribió en dialecto lesbio, utilizado con gran sencillez y perfección. Sus poemas están escritos en la llamada estrofa sáfica. Safo fue imitada por poetas latinos: Catulo y Ovidio. Su poesía amorosa ha sido valorada porque traspasa las fronteras del tiempo.

Alceo (s. VII a. C.), también de Lesbos, en su poesía se vislumbra su gran interés por la política, ya que pertenecía a la aristocracia local y se enfrentó a las tiranías. Fue desterrado dos veces. Pero se interesó también por la poesía de banquetes, el combate, la muerte y el amor.
La lírica coral. Era recitada por un coro en las fiestas de la comunidad o en acontecimientos colectivos.

Píndaro de Tebas (ss. VI-V a. C.) es el máximo representante. Conservamos poemas en los que se alaba a los vencedores en los juegos deportivos que se celebraban en diversas ciudades griegas.

Arquíloco de Paros (s. VII a. C.) es el máximo representante de este género. Sabemos que era hijo bastardo de un noble de la isla de Paros y que se ganó la vida como soldado mercenario, compuso poemas en los que se burla del espíritu heroico de épocas anteriores. Valora el "aquí" y el "ahora"; expone también sus más personales sentimientos, sus amores y odios. Utiliza una lengua con influencia homérica, pero sin forzar el verso.

Semónides expresa en su poesía un absoluto pesimismo. Aparecen temas como la impotencia del hombre, lo vano de la esperanza humana, la convicción del dolor que nos rodea. Su obra más extensa conservada es el Yambo de las mujeres.

Hiponacte de Éfeso, vivió gran parte de su vida fuera de su patria como exiliado. En los fragmentos conservados se muestra muy crítico y se mofa de todo, incluso de su vida como un cínico mendigo, conocedor de los bajos fondos de los lugares en los que vivió.

La elegía. Era originariamente un canto de duelo, quizá cantado en los banquetes fúnebres. Este género estuvo influido por la épica en la forma y en la temática, usado para expresar todas las necesidades y problemas de las polis.

Varios poetas escribieron elegías con una temática muy diferente:

Calino de Éfeso (s. VII a. C.). La historia de la elegía se inicia con sus poemas, en los que anima a defender su ciudad y en los que se observa la influencia de la lengua homérica. Se le sitúa a mediados del siglo VII a. C.

Tirteo (s. VII a. C.) exhorta a los espartanos a luchar con valor y en primera fila en la guerra contra Mesenia. El influjo homérico es también importante, escribe sobre todo en dialecto jonio, con pocos dorismos, por lo que se piensa que no era espartano, sino un inmigrante procedente de Asia Menor.

4. EL TEATRO

LAS REPRESENTACIONES TEATRALES. A finales del siglo VI a. C. comienzan a desarrollarse en el mundo griego diversas formas de poesía dramática. Las formas dramáticas son: Tragedia, Comedia y Drama satírico.

La poesía dramática surgió cuando comenzó la decadencia de la poesía lírica, un género propio de la aristocracia, cuyos poemas se recitaban o se cantaban en pequeños círculos. Frente a esto, la poesía dramática se representaba ante todo el pueblo. Es, por tanto, un género popular enmarcado dentro de la polis. El fin de la polis supuso también la desaparición de este género.

Hubo representaciones teatrales en todas las ciudades griegas, tuvo especial importancia el teatro en la Magna Grecia y Sicilia. Sin embargo, el caso mejor conocido es el de Atenas.
Las representaciones teatrales de Atenas se hacían dos veces al año, en la fiestas Leneas ( en el mes del Gamelión - febrero-, época en la que solían celebrarse las bodas) y en las Grandes Dionisiacas (marzo). Tales representaciones comenzaron durante la tiranía de Pisístrato.
Conocemos el nombre del primer poeta trágico que representó sus obras en Atenas: Tespis.
Origen de los géneros dramáticos. Las discusiones acerca del origen de la comedia y la tragedia han sido frecuentes, sobre todo a partir de la aparición del libro de Nietzche El nacimiento de la tragedia. En esta obra se concede a la tragedia un doble origen: dionisiaco y apolíneo.

El tema ya fue abordado por Aristóteles en su obra Poética, en ella se dice que la tragedia tiene su origen en los solistas (exarcontes) del ditirambo (canción lírica en honor de Dionisos). Asimimismo, relaciona el término τραγῳδία (tragodia) con el canto del macho cabrío, los tragoi eran los seguidores de Dionisos. Así pues, Aristóteles concede gran importancia al elemento dionisiaco en la tragedia. Respecto a la comedia, dice que surgió de los que dirigen las procesiones fálicas y añade que este tipo de procesiones aún se celebraban en su época. El nombre κωμῳδία (komodia) significa "canto del cortejo" y parece que hace referencia a estas procesiones grotescas.

La teoría etnológica concede a la tragedia un origen en los ritos primitivos de fecundidad. La comedia podría tener origen en las fiestas del Año Viejo y el Año Nuevo, en las que hay agones (luchas) entre lo viejo y lo nuevo.

Una tercera teoría considera que el origen de la tragedia se encuentra en el culto a los héroes, en los cantos fúnebres dedicados a éstos. Con esta teoría se intenta explicar la gran importancia que tiene el treno (canto fúnebre) en la tragedia.

Ninguna de estas teorías ha sido plenamente aceptada. El helenista R. Adrados llega a la conclusión de que hay un origen común para los tres géneros dramáticos.
Los tres grandes poetas trágicos fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides.

Esquilo. Escribió al menos 80 dramas, de las que sólo nos han llegado siete y algunos fragmentos de otros.
La primera obra fechada se llamaba Los Persas (472 a. C.) y sabemos que formaba parte de una trilogía. Esta obra es casi la única de tema contemporáneo, ya que trata sobre la batalla de Salamina, no se exalta el triunfo de Atenas en la batalla, sino la soberbia (hybris) del rey persa Jerjes.
De la trilogía tebana conservamos solamente la última de las tragedias: Siete contra Tebas, en la que se cuenta la lucha entre los hijos de Edipo: Etéocles y Polinices.
Prometeo encadenado es la primera pieza de otra trilogía. Presenta gran simplicidad de léxico y de métrica, se piensa que fue una de sus primeras obras. Debía contar con gran aparato escénico. Prometeo está castigado en el Cáucaso por haber robado el fuego a los dioses y habérselo entregado a los hombres.

La Orestía es la única trilogía completa que conservamos, está formada por: Agamenón, Coéforos y Euménides.

Sófocles. Gozó de gran prestigio en su ciudad y fue amigo de ilustres contemporáneos como Heródoto, Hipócrates o Pericles. Sus obras triunfaron en numerosas ocasiones. Sin embargo, en ningún poeta griego encontramos una consideración más profunda del dolor humano y del destino. De la prolífica obra de Sófocles conservamos 7 tragedias y fragmentos de un drama satírico.

La considerada más antigua es Áyax, en la que se representa el drama de este héroe: Áyax no recibe las armas de Aquiles, enloquece y quiere matar a Odiseo, que se ha quedado con las armas. Cegado por los dioses, mata a un rebaño y no a sus rivales, avergonzado, decide darse muerte.

En Antígona se contraponen las leyes divinas y las humanas. Antígona sepulta a su hermano Polinices, pese a la prohibición impuesta por el gobernante Creonte.

Edipo Rey representa una leyenda que pertenece también al ciclo tebano. Edipo, rey de Tebas, ordena investigar la causa de la peste que asola la ciudad. A lo largo de la obra se desvela este enigma y el propio enigma de Edipo: él ha sido el causante de la peste, él ha cometido parricidio e incesto. Se nos muestra la antítesis entre el obrar humano y la voluntad inescrutable de los poderes superiores. Pero en esta oposición es donde el hombre, el héroe trágico, alcanza su mayor grandeza. Edipo intenta huir de su destino, para caer en él, no ceja en sus averiguaciones a pesar de temer ya la trágica verdad. En el momento en que conoce la verdad, Edipo, el rey preocupado por su pueblo, amante de la verdad, cae en desgracia y queda ciego, es desterrado para no contaminar la ciudad con su delito.

Electra trata el mismo tema que Coéforos de Esquilo, pero con enfoque diferente, aquí el personaje central es Electra, con sus sufrimientos y sus esperanzas.

En Traquinias Deyanira, esposa de Heracles, intenta reconquistar a éste, utilizando un remedio mágico: la sangre envenenada del centauro Neso. El efecto del remedio es bien diferente, Heracles muere entre terribles dolores, pero reconoce que lo que le sucede es el destino que tenía asignado de antemano.

Edipo en Colono se considera su obra póstuma. Edipo ya anciano llega al Ática, a Colono, allí, por fin en paz, muere de forma sobrenatural. Teseo le acompaña a su última morada.
Eurípides. Las fuentes nos hablan de un Eurípides solitario e inconformista, que pocas veces obtuvo victorias con sus obras, ya que el público ateniense no veía con buenos ojos que le mostrasen en escena problemas contemporáneos. En el año 408 se marchó a la corte del rey Arquelao de Macedonia, murió en Pella en el 406. Atenas le recordó y le erigió un cenotafio. Compuso cerca de 90 obras, de las que nos han llegado 18, conocemos fragmentos de otras pues aparecen en comedias de Aristófanes.

De las obras conservadas la más antigua es Alcestis. Narra el sacrificio de ésta, dispuesta a morir en lugar de su esposo Admeto, Heracles la liberó de la muerte.

Hay un grupo de obras en las que el tema fundamental es la guerra (no olvidemos que Eurípides vivió las Guerras del Peloponeso), así tenemos: Los Heraclidas, Las Suplicantes, Hécuba, Andrómaca y Las Troyanas, algunas claramente antiespartanas. Algunos protagonistas son los perdedores de la Guerra de Troya. En general, son obras que nos describen los males de la guerra, tanto entre los vencidos como entre los ganadores.

También compuso Eurípides una Electra. La joven ha sido desposada por su madre con un campesino, para humillarla. Pero el esposo es honrado y posee una gran alteza moral. Orestes fue la última obra que representó en Atenas antes de su marcha.

Una de sus obras más célebres es Medea. Esta princesa ayudó a Jasón a conseguir el Vellocino de Oro, por estar enamorada de él. Cuando éste quiso abandonarla para casarse con otra mujer, Medea furiosa mató a su rival y al padre de ésta, pero quería causar más daño a Jasón y mató a sus propios hijos. Huyó después en el carro del Sol, su antepasado y se refugió en Atenas. En un monólogo se debate entre su pasión desmedida por Jasón y el amor a sus hijos, proclama que su deseo es bueno, pero la pasión vence a la razón. El poeta hace un análisis de aspectos del alma humana olvidados hasta ese momento, analiza también los motivos que impulsan a los protagonistas a actuar. En ninguna obra de teatro se han representado con tanta nitidez las fuerzas oscuras e irracionales que pueden brotar del corazón humano. Los protagonistas son de carne y hueso, sienten violentas pasiones, no se preocupan por cuestiones teológicas, ni por el dolor ocasionado al traspasar los límites del ser humano. Esto hizo que la obra escandalizara al público, debido a la crudeza con que se ponían en escena los sentimientos más íntimos.

5. COMEDIA
Los dos grandes poetas cómicos son Aristófanes y Menandro.

Aristófanes. Estuvo muy relacionado con el mundo político y literario de su época (445 a. C. -385 a. C.). Se muestra defensor de los viejos ideales y poco amigo de las nuevas tendencias de la sofística. No se le puede considerar enemigo de la democracia, a pesar de que en sus sátiras políticas supo señalar las debilidades de un sistema que ya se tambaleaba. Nos han llegado varias comedias:

La más antigua es Los Acarnienses, en la que se hace una sátira de la Guerra del Peloponeso y de los generales que la dirigen, la guerra aparece como una cosa absurda y cruel.

Los Caballeros es un furibundo ataque al demagogo Cleón y a la democracia que permite a tal persona gobernar una ciudad.

En Las Nubes aparece un Sócrates ridículo, identificado con los sofistas. Es un charlatán, viejo sórdido que masculla palabras ininteligibles, director de una singular escuela, a la que se dirige un viejo campesino del Ática con su hijo, para aprender a librarse de sus acreedores.

El tema central de Las Ranas es la crítica literaria, el enfrentamiento entre el arte viejo y el arte nuevo. En el Hades son enfrentados y juzgados Esquilo y Eurípides, para decidir cual de ellos debe volver a la vida, ya que han muerto todos los buenos poetas trágicos y Atenas necesita uno. Esta es la obra más dinámica y cómica por la parodia de los poetas y de los dioses.

Menandro. Vivió una época de grandes cambios sociales y políticos (342 - 292 a. C). Fue testigo de la ascensión de Alejandro Magno y vivió las luchas de los Diádocos de éste para gobernar el Imperio. Sin embargo, estos acontecimientos del inicio de la época helenística no se reflejan en absoluto en sus obras.

Se sabe que su primera obra fue Orgé, fechada en el 321 a. C.
Se conservan fragmentos de otras, como El Misántropo y El Arbitraje.